PRIMERA JORNADA
Los elegidos llegaron a Ulduar cruzando el portal de Pentagast y este les mostró las magnificencias del lugar. El Leviathan, un tanque creado por Mimiron salió a recibirles con fuego disuasorio pero estos consiguieron destruirlo y pasar al interior del patio.
Pentagast les explico que Ignis, el Maestro de la Forja, tenía la llave del templo de Ulduar, sin la cual no podrían entrar. Pentagast ya conocía a Ignis, pues esté, había forjado el anillo de los Nibeljorn. De camino a la Forja, dos enormes colosos igneos les impidieron el acceso y tuvieron que enfrentarse a ellos.
Los elegidos y Pentagast los doblegaron no sin dificultad y tras un duro combate, hasta que llegaron a la enorme forja de Ignis en el gran caldero. Ignis reconoció a Pentagast, este le pidió la llave del templo de Ulduar y le explico su cometido, pero Ignis no estaba seguro, había recibido ordenes de Loken de no dejar pasar a ningún mortal al interior de Ulduar y eso pensaba hacer, pero los elegidos se negaron a recibir un no por respuesta y se enfrentaron a Ignis.
Ignis comenzó a despertar a sus creaciones golems, mientras que seleccionaba a aquellos elegidos que mas le gustaban para trasformarlos también en golems. Los elegidos y Pentagast se enfrentaron a Ignis hasta la extenuación, hasta que debido a su perseverancia y valor, Ignis cambio de opinión y asumió que ningún mortal habría aguantado tanto dolor y sufrimiento si su motivo no fuera justo.
Ignis entrego la llave a Pentagast y se ofreció a crear armas a los elegidos a cambio de que estos le trajeran Acero de Titanes.
SEGUNDA JORNADA
Pentagast advirtió a los elegidos que para entrar al templo de Ulduar necesitaban una clave, que tendrían que decir al guardián de la puerta, conocido como "El Desarmador", una gigantesca máquina creada por Mimiron. La clave se encontraba escrita entre miles de textos rúnicos grabados en la coraza de Tajoescama, la cual había sido capturada. Tajoescama es en realidad Veranus, el protodraco del Titán Thorim corrompido por Yogg'saron.
De manera diligente, los elegidos, llegaron al lugar donde Tajoescama estaba encadenada y parecía tranquila. Con sigilo intentaban descifrar la clave, hasta que el poderoso protodraco se despertó, sacudiéndose y tratando de romper sus cadenas. Los elegidos tenían una doble tarea; averiguar el código y a la par tratar de que Tajoescama no se liberara.
Pero la fuerza de la bestia era inconmensurable y sometida a la ira, rompió una de sus cadenas. Pentagast advirtió de que no muy lejos había arponeras las cuales servirían para volver a encadenar a Tajoescama antes de que esta se liberará.
Finalmente, Ragnar Sigurdson, que ahora se hacía llamar Sandorson, averiguó la clave y los elegidos se marcharon raudamente hacía las puertas del gran templo de Ulduar, dejando a Tajoescama tranquilo.
En el enorme patio que precedía a la entrada del Templo, se encontraba El Desarmador haciendo sus ejercicios diarios, pues Mimiron, había otorgado a esta maquina una extraña personalidad. Pentagast le dijo la clave a el Desarmador, pero este aún reconociendo la validez de la misma, tenía ordenes de impedir el acceso al templo, así que los elegidos y Pentagast tuvieron que enfrentarse a la hilarante pero poderosa creación del Titán Mimiron.
Mientras el Desarmador luchaba con los elegidos, su procesador de datos emitía fallos, música e instrucciones contradictorias. Harald lanzaba sus poderosas descargas del caos, mientras que Bjorn, Rurik y Draiter se liaron a hachazos con las piernas de la maquina. Roxev fue derribado e Ishanir trató de sanarlo, mientras que Pentagast invocaba sus orbes.
Finalmente, la CPU del Desarmador quedo expuesta y Pentagast señalo que centraran allí sus ataques. Sin su CPU, el Desarmador se desactivo y los norteños corrieron raudos a la puerta donde introdujeron la llave de Ignis y entraron en el Gran Templo de Ulduar.
TERCERA JORNADA
Pentagast y los elegidos entraron en el templo y lucharon contra los gigantes y enanos férreos que protegían el recinto que daba acceso a la prisión de Ulduar. Tras derrotarlos, Pentagast advirtió de que para abrir la prisión necesitaban la llave de la Asamblea de Hierro, la cual dirigía a los enanos ferreos de Ulduar, así pues se pusieron en camino.
Dos gigantes férreos custodiaban la entrada a la Asamblea, estos estaban provistos de lanzallamas que no dudaron en usar contra los norteños de modo que Pentagast tuvo que generar una barrera de hielo para contener las llamaradas, mientras que los elegidos luchaban contra ellos. Por fortuna, Pentagast invoco un orbe de control y se domino a uno de los gigantes el cual destruyo al otro sin contemplaciones.
Así pues, llegaron hasta la Asamblea de Hierro, la cual estaba dirigida por el Maestro de Runas Molgeim, el Clamatormentas Brundir y un gigante conocido como Rompeacero, con los cuales tuvieron una charla banal y poco fructífera provocando el enfrentamiento. Rompeacero, era inmune a los hechizos, mientras que Brundir tenía un escudo eléctrico que repelía los enfrentamientos a melé y el Maestro de Runas potenciaba los ataques de ambos.
Los elegidos no se ponian de acuerdo en a quien atacar, Pentagast sugirió atacar todos al Maestro de Runas para acabar con la potenciacion que este ejercía sobre los otros miembros de la Asamblea sin embargo fue demasiado tarde y uno tras otro fueron cayendo. Escapar parecía imposible, pues las puertas de la Asamblea se habían cerrado y tan solo Bjorn y Pentagast quedaban en pie para plantar cara. Pentagast viendo llegar el fin lanzo agotando todas sus fuerzas un hechizo del cero absoluta contra la puerta y Bjorn atenuando todas las fuerzas que le quedaban la quebrantó en pedazos. Mientras Bjorn trataba de sacar a sus compañeros de allí, Pentagast trataba de contener a la Asamblea lanzando hechizos de hielo que afectaron a todos menos a Rompeacero, así que tuvieron que escapar corriendo del Templo y ocultarse en la Forja de Ignis.
Pasaron las horas, las heridas iban sanando, pero el ánimo y la voluntad parecían perdidas. Ignis ayudo a los elegidos forjando algunas armas para estos, a cambio de acero de Titanes que estos habían encontrado. Así fue como forjo a Svartir, la mítica daga de los Svartalfar o elfos oscuros del reino de Svartalfaheim y el poderoso Midian, escudo de Titanes.
Gracias a las creaciones de Ignis decidieron enfrentarse nuevamente a la Asamblea y concentrando sus ataques en el Maestro de Runas, lo derribaron, quebrantando la potenciación que este ejercía sobre Rompeacero y el Clamatormentas, que tras un no obstante duro combate, finalmente fueron derrotados y Pentagast se hizo con la llave de la prisión.
Ignis forjo nuevas armas para los elegidos, antes de entrar a la prisión, entre ellas; Vanian, Asgardian, Alfian y el Jotunhammer. El poder de aquellas armas estaba ligado a Ulduar, y este no podía traspasar sus fronteras, sin embargo era más que útiles para su propósito. Sin dilación, Pentagast abrió las puertas de la prisión y se toparon con el guardián Kologarn, el cual dejaba a los Gigantes con los que anteriormente se habían enfrentado como gnomos a sus ojos. Kologarn era tan enorme, que solo pudieron verle de cintura para arriba.
El guardián Kologarn no se dedico mucho a averiguar los propósitos de los elegidos y los considero hostiles, así que agarró a dos de ellos mientras con un rayo fulminador que salia de sus ojos atacaba al resto. Durante incontables horas, lucharon contra Kologarn, hasta le extenuación de sus fuerzas, pero sin duda alguna, las armas de Ignis sometieron finalmente al gigantesco guardián que era quebrado finalmente por Vanian, la poderosa hacha de los Titanes de la que se decía que era capaz de introducirse en cualquier material y así se demostró.
Kologarn fue destruido y sus restos sirvieron como puente para la pasarela interior, donde los elegidos se quedaron asombrados. La grandeza del lugar era inimaginable, y una simples palabras no le harían justicia. Pero tan pronto como entraron en la prisión, se toparon con Auriaya la archivista de los Titanes, de naturaleza similar a estos, la cual poseía todos los conocimientos de la creación de Azeroth.
Pentagast le contó su proposito, Auriaya decía que era posible o no, y sometió a los elegidos a varias preguntas para verificar si eran aptos de estar allí o no. Uno tras otro fueron acertando ante el asombro de Auriaya, hasta que finalmente el Seid Roxev erró y Auriaya les hizo frente, considerándolos indignos e invocando una jauría de felinos los cuales les hacían compañía.
Los felinos eran incontenibles, mientras Auriaya golpeaba con su mazo una y otra vez a los elegidos, derribándolos, hasta que Ishanir lanzo a Svartian contra Auriaya y Roxev hizo temblar el suelo con Jotunhammer dejando a Auriaya desprotegida, momento en que Bjorn aprovecho para arrancar el brazo izquierdo a Auriaya con la poderosa Vanian. Auriaya sintió temor y dudas, había menospreciado a los norteños que resistían una y otra vez sus ataques, hasta que finalmente se rindió ante estos y acepto que no había mentira en sus palabras y tenían que cumplir su cometido.
Así pues las entradas de la prisión quedaron abiertas, ahora había que liberar a los Titanes de la influencia de Yogg'saron. Mimiron, Thorim, Loki, Freya y Hodir aguardaban, pues Tyr no se encontraba en Ulduar en aquel momento misteriosamente.
CUARTA JORNADA
Abiertas las cámaras de los Titanes, Pentagast y los elegidos, optaron primero por poner a Mimiron de su lado entrando en su taller, donde pudieron eludir las defensas mecánicas del Titán.
El taller de Mimiron era un lugar impresionante, de una avanzada tecnología jamas vista por los norteños y donde el Titán se encontraba arreglando un tanque similar al Leviatan de llamas. Mimiron parecía bastante excéntrico, su voz metálica resonaba por la bóveda principal de su taller tornándose estridente. No sintió sobresalto ni sorpresa alguna con la llegada de Pentagast y los elegidos, más bien parecía estar esperándolos. Mimiron era consciente de lo que estaba pasando, se había liberado de la influencia de Yogg'saron antes que ningún otro de sus hermanos pero necesitaba poner a prueba al Nibel y los norteños, así que organizo una especie de torneo entre estos y algunas de sus mas estramboticas aunque poderosas creaciones, en especial un pequeño robot con una enorme cabeza que aumentaba o encogía su tamaño en función al ataque del rival y que causo verdaderos problemas a los norteños, sin embargo estos se impusieron y Bror consiguió alzarse con la victoria final.
Mimiron los consideró dignos y les ayudo con algunas de sus creaciones. K-nelo, una unidad robótica fue entregado al Jarl Harald Torfasson, mientras que la Mark VII, una armadura de alta tecnología con decenas de artilugios fue recibida por parte de Bjorn. Mimiron acompaño al nibel y los norteños a la prisión, donde Yogg'saron trataba de liberarse. Mimiron contenía los pilares, pero necesitaba a sus hermanos, no había tiempo que perder, así que entraron en el Jardín de Freya, un oasis majestuoso, repleto de luz y diversos colores.
Freya recelaba de los norteños, pensaba que habían venido a destruir su jardín y tenía que impedirlo, sobre todo al ver a Ragnar en su forma de Ulfhednar y a Bjorn ataviado con su armadura tecnológica. Pese a que intentaron razonar con ella y que está estaba sumida aún en un mar de dudas, no dudaron en combatir a los seguidores que Freya les lanzaba. Plantas carnivoras, raices enredadoras que intentaban estrujar a los norteños. Pero finalmente, Ragnar conmovió a Freya y esta entro en razón, alejada de todo tipo de dudas, se unió a Mimiron, Pentagast y los elegidos.
Mientras que Freya y Mimiron, contenían a Yogg'saron en su prisión, los elegidos y el nibel corrieron raudos hacia la cámara de hielo donde moraba el poderoso Hodir, padre de gigantes, Titán de las escarchas y patrón de las aguas. La cámara de Hodir estaba llena de cuerpos congelados, que al parecer pertenecían a una siniestra colección del inmenso Titán por motivos varios y desconocidos.
Hodir al igual que sus hermanos estaba profundamente confundido con las intenciones de Pentagast y los elegidos y los combatió derribandolos una y otra vez, incluso consiguió congelar a Pentagast en una tumba de hielo, pero los elegidos habían llegado muy lejos como para rendirse y con todas sus fuerzas combatieron con valor a Hodir el cual impresionado por la gallardía de estos consiguió liberar su mente de las manipulaciones de Yogg'saron y libero a Pentagast, uniéndose al resto de sus hermanos.
Los elegidos tenían un ultimo escollo que afrontar ante Thorim, el cual estaba siendo manipulado por una criatura que se hacía pasar por su enamorada Sif. Cuando Pentagast y los norteños llegaron, Thorim siguiendo las advertencias de Sif los ataco usando su martillo Krolmir y pese a la resistencia de los norteños, estos finalmente cayeron. Pero cuando Thorim iba a mandarlos finalmente al helheim según clamaba Sif, apareció Loken, el cual se había liberado de la influencia de Yogg'saron y se enfrento a Thorim, tratando de hacer entender a su hermano de que Sif estaba muerta y estaba siendo manipulado. Loken sano a los elegidos de sus heridas justo antes de ser abatido por Thorim y los norteños cargaron contra el titán para impedir que este acabara con su hermano. Viendo Sif, que el coraje y voluntad de estos, doblegaba el poder de Thorim poco a poco, utilizo su hechicería caótica contra estos mostrando su verdadero ser, ante un Thorim que se encontraba también tumbado en el suelo.
Sif cobró la forma de un gigantesco ignoto, atrapando a los norteños y decidida a acabar con Loken y Thorim, pero entonces aparecieron el resto de Titanes. Freya contuvo a Sif, Hodir libero a los elegidos y Mimiron montando en su tanque Leviatán cañoneo al Ignoto en el preciso momento en que Thorim hizo venir a Krolmir a su mano y lo arrojo con fuerza reventando al ignoto.
Los Titanes habían sido liberados de la influencia de Yogg'saron, ahora el combate final se acercaba.
QUINTA JORNADA
Los Titanes abrieron la cámara de Loken, la cual había sido tomada por cultistas crepusculares adoradores de Yogg Saron. Los Titanes apremiaron a Pentagast y los elegidos, pues el dios antiguo se hacia cada vez mas fuerte y la presión ejercida en sus cadenas era mayor, tanto que los Titanes tuvieron que agarrarlas para contenerlo. De ese modo, los elegidos se adentraron solos en las cámara de Loken derrotando a un número grupo de cultistas, mientras sentían el enrarecido prisma del lugar donde se adentraban, la realidad se distorsionaban según se adentraban al interior, las leyes de la física eran vulneradas hasta que el camino acabo y delante ya no había nada, solo oscuridad.
El Nibel dio el primer paso hacía el vacío y los demás lo acompañaron en un descenso que desdibujaba definitivamente la realidad y donde agazapados tras unos escombros vieron al gigantesco ignoto conocido como el General Vezax junto a miles de cultistas dando un discurso sobre el auge de Yogg Saron y el fin de los falsos dioses, de plegar los diferentes planos para crear una única realidad dibujada únicamente por Yogg Saron. Los elegidos se miraban unos a otros, hasta que el gran ejército cultista comenzó a salir de aquella enorme y sombria estancia a través de un portal enorme, todos excepto Vezax, que tras cerrar el portal reclamo la atención de los elegidos, como si los estuviera esperando.
El ataque no se hizo de esperar, pero los poderes de Vezax doblegaron una y otra vez a los norteños que fueron uno a uno derribados hasta que solo el Nibel quedo en pie y sacando su reloj de arena del tiempo consiguió hacer que este volviera justo antes del ataque provocando a sus compañeros una extraña sensación de deja vú cuando estos volvieron a enfrentarse a Vezax el cual finalmente fue derrotado y tras este la ultima puerta se abrió.
Yogg Saron había roto finalmente sus cadenas y había derribado a los Titanes, estaba esperando la llegada de Pentagast y el resto de norteños, pues según el dios antiguo uno de ellos acogería su forma física conviertiéndose en el heraldo del caos y la destrucción, el precursor del nuevo orden. Con esta ya iban siete las veces que Yogg Saron lo había intentado tomando siempre un nuevo heraldo, el anterior había sido Pentagast, pero por fortuna siempre había fracasado, sin embargo tenía todo el tiempo del mundo y sabía que esta sería la definitiva.
Los elegidos se enfrentaron al dios antiguo el cual invocaba decenas de ignotos contra estos, a la vez que robaba su cordura provocando que sus miedos mas ocultos salieran para enloquecerlos y así poder someterlos, pero estos no estaban solos. Los Titanes, otorgaron sus dones a los norteños los cuales heroicamente resistieron una y otra vez hasta la extenuación de sus fuerzas y a punto estuvo Roxev de sucumbir, pero prevaleció el coraje y la valentía. Trabajando en equipo, apoyados los unos en los otros, como hermanos de armas, como poetas guerreros escribiendo su mayor hazaña se sobrepusieron a la adversidad y finalmente de todos, Yogg Saron eligió a Ragnar Sandorson para ser su heraldo, pero antes de que este completara su transformación los norteños consiguieron abatirlo al mismo tiempo que los Titanes recobraron sus fuerzas y volvieron a encadenar al dios antiguo. Freya impidió que Ragnar exhalara su ultimo aliento de vida y posteriormente Thorim le entrego a este un medallon con la capacidad de desatar la Furia de los Titanes.
El enemigo había sido derrotado y encadenado, Algalon no tuvo que efectuar evaluación alguna y Pentagast agradeció a los elegidos su esfuerzo, valor y coraje. Bror y Bjorn, solicitaron quedarse unos años en Ulduar y su petición fue concedida mientras que el resto volvió a su tiempo habiendo reparado el mal de Pentagast y consiguiendo que la línea temporal siguiera su curso normal.
Bror y Bjorn pasaron siete años en Ulduar junto a los Titanes, Bror por su parte en sus 7 años en Ulduar estuvo, sobretodo, en el Archivarium, conversando y aprendiendo con la Archivista Auriaya. Pero algun que otro dia se pasaba por las demas salas para conversar con los demas Titanes.
Con Mimiron se quedaba charlando sobre sus maquinas y proyectos que tenia en mente. Ademas como Campeon del torneo de maquinas contra hombres, era el mejor sujeto de pruebas para probar sus experimentos. Pronto Bror se daria cuenta que Harald no era tan aburrido cuando empezaba hablar de maquinas.
Con Freya se quedaba mucho tiempo contadole las historias que le contaba su padre, con el trato de contar una pequeña historia cada noche, desde que la luna estaba en su punto mas álgido hasta el amanecer. Disfrutaba mucho de las historias en las que aparecia Ragnar Sandorson.
Con Hodir siempre se quedaban hablando de sus colecciones de Heroes y como infinidad de ellos se habian enfrentado a el, sin exito. Es un gran fan de sus propias batallas.
Loken siempre estaba haciendo de sus travesuras cuando podia, una vez los engaño a Bjorn y a él haciendolos creer que los Heroes habian vuelto a Ulduar. Estuvieron dias buscandolos, fueron unos días bastante entretenidos, bañados en conjeturas y confusion.
Cuando visitaba a Bjorn siempre se quedaban hablando sobre lo que habian aprendido a lo largo de los días, Thorim siempre estaba atareado y estaba muy serio. Muchas veces se enfadaba por las travesuras de su hermano Loken.
Tyr nunca aparecio...
Bror cambio mucho psicologicamente, aprendio todo tipo de runas antiguas, tratados, guerras antiguas, secretos runicos, la forja de armas Titanicas, la inscripcion de runas poderosas, aprendio a hacer transfusiones con las plantas de Freya, investigo un poco de alquimia, aprendio el conocimiento de las maquinas de Mimiron...
Fisicamente se estuvo entrenando todos los días, y las pateadas por Ulduar fueron algo habitual. Habia días que los teletransportadores de Mimirion no funcionaban y tocaba patearse todo Ulduar.
Por ultimo antes de partir, se forjo un arma con ayuda de Ignis, la cual le serviria en sus aventuras y le haria Honor a Asgardian. Forjo la espada llamada Sêrdian, que significaba espada de las estrellas. Esta espada brilla en un tono azulado y estaba hecha con Saronita. No tenía ninguna particularidad especial, ya que al salir de Ulduar esta perdio todo su poder.
Al partir de Ulduar entrego Asgardian con mucho pesar, una gran compañera todos estos años y un arma legendaria que resonaria en los albores del tiempo.
Con el tiempo en Ulduar, Björn envejeció ligeramente, detectandose ya ligeros rastros de vejez. Disminuyo de peso. También adquirió conocimientos investigando en el Archivarium y se forjó en las calderas de ulduar una armadura a su medida. Siguiendo el camino de Thorim se convirtió en su avatar.
Ambos regresaron siete años después al Fiordo Aquilonal para reecontrarse con sus amigos para los cuales solo habría de pasar una horas desde que los vieron por última vez.
FIN
Los elegidos llegaron a Ulduar cruzando el portal de Pentagast y este les mostró las magnificencias del lugar. El Leviathan, un tanque creado por Mimiron salió a recibirles con fuego disuasorio pero estos consiguieron destruirlo y pasar al interior del patio.
Pentagast les explico que Ignis, el Maestro de la Forja, tenía la llave del templo de Ulduar, sin la cual no podrían entrar. Pentagast ya conocía a Ignis, pues esté, había forjado el anillo de los Nibeljorn. De camino a la Forja, dos enormes colosos igneos les impidieron el acceso y tuvieron que enfrentarse a ellos.
Los elegidos y Pentagast los doblegaron no sin dificultad y tras un duro combate, hasta que llegaron a la enorme forja de Ignis en el gran caldero. Ignis reconoció a Pentagast, este le pidió la llave del templo de Ulduar y le explico su cometido, pero Ignis no estaba seguro, había recibido ordenes de Loken de no dejar pasar a ningún mortal al interior de Ulduar y eso pensaba hacer, pero los elegidos se negaron a recibir un no por respuesta y se enfrentaron a Ignis.
Ignis comenzó a despertar a sus creaciones golems, mientras que seleccionaba a aquellos elegidos que mas le gustaban para trasformarlos también en golems. Los elegidos y Pentagast se enfrentaron a Ignis hasta la extenuación, hasta que debido a su perseverancia y valor, Ignis cambio de opinión y asumió que ningún mortal habría aguantado tanto dolor y sufrimiento si su motivo no fuera justo.
Ignis entrego la llave a Pentagast y se ofreció a crear armas a los elegidos a cambio de que estos le trajeran Acero de Titanes.
SEGUNDA JORNADA
Pentagast advirtió a los elegidos que para entrar al templo de Ulduar necesitaban una clave, que tendrían que decir al guardián de la puerta, conocido como "El Desarmador", una gigantesca máquina creada por Mimiron. La clave se encontraba escrita entre miles de textos rúnicos grabados en la coraza de Tajoescama, la cual había sido capturada. Tajoescama es en realidad Veranus, el protodraco del Titán Thorim corrompido por Yogg'saron.
De manera diligente, los elegidos, llegaron al lugar donde Tajoescama estaba encadenada y parecía tranquila. Con sigilo intentaban descifrar la clave, hasta que el poderoso protodraco se despertó, sacudiéndose y tratando de romper sus cadenas. Los elegidos tenían una doble tarea; averiguar el código y a la par tratar de que Tajoescama no se liberara.
Pero la fuerza de la bestia era inconmensurable y sometida a la ira, rompió una de sus cadenas. Pentagast advirtió de que no muy lejos había arponeras las cuales servirían para volver a encadenar a Tajoescama antes de que esta se liberará.
Finalmente, Ragnar Sigurdson, que ahora se hacía llamar Sandorson, averiguó la clave y los elegidos se marcharon raudamente hacía las puertas del gran templo de Ulduar, dejando a Tajoescama tranquilo.
En el enorme patio que precedía a la entrada del Templo, se encontraba El Desarmador haciendo sus ejercicios diarios, pues Mimiron, había otorgado a esta maquina una extraña personalidad. Pentagast le dijo la clave a el Desarmador, pero este aún reconociendo la validez de la misma, tenía ordenes de impedir el acceso al templo, así que los elegidos y Pentagast tuvieron que enfrentarse a la hilarante pero poderosa creación del Titán Mimiron.
Mientras el Desarmador luchaba con los elegidos, su procesador de datos emitía fallos, música e instrucciones contradictorias. Harald lanzaba sus poderosas descargas del caos, mientras que Bjorn, Rurik y Draiter se liaron a hachazos con las piernas de la maquina. Roxev fue derribado e Ishanir trató de sanarlo, mientras que Pentagast invocaba sus orbes.
Finalmente, la CPU del Desarmador quedo expuesta y Pentagast señalo que centraran allí sus ataques. Sin su CPU, el Desarmador se desactivo y los norteños corrieron raudos a la puerta donde introdujeron la llave de Ignis y entraron en el Gran Templo de Ulduar.
TERCERA JORNADA
Pentagast y los elegidos entraron en el templo y lucharon contra los gigantes y enanos férreos que protegían el recinto que daba acceso a la prisión de Ulduar. Tras derrotarlos, Pentagast advirtió de que para abrir la prisión necesitaban la llave de la Asamblea de Hierro, la cual dirigía a los enanos ferreos de Ulduar, así pues se pusieron en camino.
Dos gigantes férreos custodiaban la entrada a la Asamblea, estos estaban provistos de lanzallamas que no dudaron en usar contra los norteños de modo que Pentagast tuvo que generar una barrera de hielo para contener las llamaradas, mientras que los elegidos luchaban contra ellos. Por fortuna, Pentagast invoco un orbe de control y se domino a uno de los gigantes el cual destruyo al otro sin contemplaciones.
Así pues, llegaron hasta la Asamblea de Hierro, la cual estaba dirigida por el Maestro de Runas Molgeim, el Clamatormentas Brundir y un gigante conocido como Rompeacero, con los cuales tuvieron una charla banal y poco fructífera provocando el enfrentamiento. Rompeacero, era inmune a los hechizos, mientras que Brundir tenía un escudo eléctrico que repelía los enfrentamientos a melé y el Maestro de Runas potenciaba los ataques de ambos.
Los elegidos no se ponian de acuerdo en a quien atacar, Pentagast sugirió atacar todos al Maestro de Runas para acabar con la potenciacion que este ejercía sobre los otros miembros de la Asamblea sin embargo fue demasiado tarde y uno tras otro fueron cayendo. Escapar parecía imposible, pues las puertas de la Asamblea se habían cerrado y tan solo Bjorn y Pentagast quedaban en pie para plantar cara. Pentagast viendo llegar el fin lanzo agotando todas sus fuerzas un hechizo del cero absoluta contra la puerta y Bjorn atenuando todas las fuerzas que le quedaban la quebrantó en pedazos. Mientras Bjorn trataba de sacar a sus compañeros de allí, Pentagast trataba de contener a la Asamblea lanzando hechizos de hielo que afectaron a todos menos a Rompeacero, así que tuvieron que escapar corriendo del Templo y ocultarse en la Forja de Ignis.
Pasaron las horas, las heridas iban sanando, pero el ánimo y la voluntad parecían perdidas. Ignis ayudo a los elegidos forjando algunas armas para estos, a cambio de acero de Titanes que estos habían encontrado. Así fue como forjo a Svartir, la mítica daga de los Svartalfar o elfos oscuros del reino de Svartalfaheim y el poderoso Midian, escudo de Titanes.
Gracias a las creaciones de Ignis decidieron enfrentarse nuevamente a la Asamblea y concentrando sus ataques en el Maestro de Runas, lo derribaron, quebrantando la potenciación que este ejercía sobre Rompeacero y el Clamatormentas, que tras un no obstante duro combate, finalmente fueron derrotados y Pentagast se hizo con la llave de la prisión.
Ignis forjo nuevas armas para los elegidos, antes de entrar a la prisión, entre ellas; Vanian, Asgardian, Alfian y el Jotunhammer. El poder de aquellas armas estaba ligado a Ulduar, y este no podía traspasar sus fronteras, sin embargo era más que útiles para su propósito. Sin dilación, Pentagast abrió las puertas de la prisión y se toparon con el guardián Kologarn, el cual dejaba a los Gigantes con los que anteriormente se habían enfrentado como gnomos a sus ojos. Kologarn era tan enorme, que solo pudieron verle de cintura para arriba.
El guardián Kologarn no se dedico mucho a averiguar los propósitos de los elegidos y los considero hostiles, así que agarró a dos de ellos mientras con un rayo fulminador que salia de sus ojos atacaba al resto. Durante incontables horas, lucharon contra Kologarn, hasta le extenuación de sus fuerzas, pero sin duda alguna, las armas de Ignis sometieron finalmente al gigantesco guardián que era quebrado finalmente por Vanian, la poderosa hacha de los Titanes de la que se decía que era capaz de introducirse en cualquier material y así se demostró.
Kologarn fue destruido y sus restos sirvieron como puente para la pasarela interior, donde los elegidos se quedaron asombrados. La grandeza del lugar era inimaginable, y una simples palabras no le harían justicia. Pero tan pronto como entraron en la prisión, se toparon con Auriaya la archivista de los Titanes, de naturaleza similar a estos, la cual poseía todos los conocimientos de la creación de Azeroth.
Pentagast le contó su proposito, Auriaya decía que era posible o no, y sometió a los elegidos a varias preguntas para verificar si eran aptos de estar allí o no. Uno tras otro fueron acertando ante el asombro de Auriaya, hasta que finalmente el Seid Roxev erró y Auriaya les hizo frente, considerándolos indignos e invocando una jauría de felinos los cuales les hacían compañía.
Los felinos eran incontenibles, mientras Auriaya golpeaba con su mazo una y otra vez a los elegidos, derribándolos, hasta que Ishanir lanzo a Svartian contra Auriaya y Roxev hizo temblar el suelo con Jotunhammer dejando a Auriaya desprotegida, momento en que Bjorn aprovecho para arrancar el brazo izquierdo a Auriaya con la poderosa Vanian. Auriaya sintió temor y dudas, había menospreciado a los norteños que resistían una y otra vez sus ataques, hasta que finalmente se rindió ante estos y acepto que no había mentira en sus palabras y tenían que cumplir su cometido.
Así pues las entradas de la prisión quedaron abiertas, ahora había que liberar a los Titanes de la influencia de Yogg'saron. Mimiron, Thorim, Loki, Freya y Hodir aguardaban, pues Tyr no se encontraba en Ulduar en aquel momento misteriosamente.
CUARTA JORNADA
Abiertas las cámaras de los Titanes, Pentagast y los elegidos, optaron primero por poner a Mimiron de su lado entrando en su taller, donde pudieron eludir las defensas mecánicas del Titán.
El taller de Mimiron era un lugar impresionante, de una avanzada tecnología jamas vista por los norteños y donde el Titán se encontraba arreglando un tanque similar al Leviatan de llamas. Mimiron parecía bastante excéntrico, su voz metálica resonaba por la bóveda principal de su taller tornándose estridente. No sintió sobresalto ni sorpresa alguna con la llegada de Pentagast y los elegidos, más bien parecía estar esperándolos. Mimiron era consciente de lo que estaba pasando, se había liberado de la influencia de Yogg'saron antes que ningún otro de sus hermanos pero necesitaba poner a prueba al Nibel y los norteños, así que organizo una especie de torneo entre estos y algunas de sus mas estramboticas aunque poderosas creaciones, en especial un pequeño robot con una enorme cabeza que aumentaba o encogía su tamaño en función al ataque del rival y que causo verdaderos problemas a los norteños, sin embargo estos se impusieron y Bror consiguió alzarse con la victoria final.
Mimiron los consideró dignos y les ayudo con algunas de sus creaciones. K-nelo, una unidad robótica fue entregado al Jarl Harald Torfasson, mientras que la Mark VII, una armadura de alta tecnología con decenas de artilugios fue recibida por parte de Bjorn. Mimiron acompaño al nibel y los norteños a la prisión, donde Yogg'saron trataba de liberarse. Mimiron contenía los pilares, pero necesitaba a sus hermanos, no había tiempo que perder, así que entraron en el Jardín de Freya, un oasis majestuoso, repleto de luz y diversos colores.
Freya recelaba de los norteños, pensaba que habían venido a destruir su jardín y tenía que impedirlo, sobre todo al ver a Ragnar en su forma de Ulfhednar y a Bjorn ataviado con su armadura tecnológica. Pese a que intentaron razonar con ella y que está estaba sumida aún en un mar de dudas, no dudaron en combatir a los seguidores que Freya les lanzaba. Plantas carnivoras, raices enredadoras que intentaban estrujar a los norteños. Pero finalmente, Ragnar conmovió a Freya y esta entro en razón, alejada de todo tipo de dudas, se unió a Mimiron, Pentagast y los elegidos.
Mientras que Freya y Mimiron, contenían a Yogg'saron en su prisión, los elegidos y el nibel corrieron raudos hacia la cámara de hielo donde moraba el poderoso Hodir, padre de gigantes, Titán de las escarchas y patrón de las aguas. La cámara de Hodir estaba llena de cuerpos congelados, que al parecer pertenecían a una siniestra colección del inmenso Titán por motivos varios y desconocidos.
Hodir al igual que sus hermanos estaba profundamente confundido con las intenciones de Pentagast y los elegidos y los combatió derribandolos una y otra vez, incluso consiguió congelar a Pentagast en una tumba de hielo, pero los elegidos habían llegado muy lejos como para rendirse y con todas sus fuerzas combatieron con valor a Hodir el cual impresionado por la gallardía de estos consiguió liberar su mente de las manipulaciones de Yogg'saron y libero a Pentagast, uniéndose al resto de sus hermanos.
Los elegidos tenían un ultimo escollo que afrontar ante Thorim, el cual estaba siendo manipulado por una criatura que se hacía pasar por su enamorada Sif. Cuando Pentagast y los norteños llegaron, Thorim siguiendo las advertencias de Sif los ataco usando su martillo Krolmir y pese a la resistencia de los norteños, estos finalmente cayeron. Pero cuando Thorim iba a mandarlos finalmente al helheim según clamaba Sif, apareció Loken, el cual se había liberado de la influencia de Yogg'saron y se enfrento a Thorim, tratando de hacer entender a su hermano de que Sif estaba muerta y estaba siendo manipulado. Loken sano a los elegidos de sus heridas justo antes de ser abatido por Thorim y los norteños cargaron contra el titán para impedir que este acabara con su hermano. Viendo Sif, que el coraje y voluntad de estos, doblegaba el poder de Thorim poco a poco, utilizo su hechicería caótica contra estos mostrando su verdadero ser, ante un Thorim que se encontraba también tumbado en el suelo.
Sif cobró la forma de un gigantesco ignoto, atrapando a los norteños y decidida a acabar con Loken y Thorim, pero entonces aparecieron el resto de Titanes. Freya contuvo a Sif, Hodir libero a los elegidos y Mimiron montando en su tanque Leviatán cañoneo al Ignoto en el preciso momento en que Thorim hizo venir a Krolmir a su mano y lo arrojo con fuerza reventando al ignoto.
Los Titanes habían sido liberados de la influencia de Yogg'saron, ahora el combate final se acercaba.
QUINTA JORNADA
Los Titanes abrieron la cámara de Loken, la cual había sido tomada por cultistas crepusculares adoradores de Yogg Saron. Los Titanes apremiaron a Pentagast y los elegidos, pues el dios antiguo se hacia cada vez mas fuerte y la presión ejercida en sus cadenas era mayor, tanto que los Titanes tuvieron que agarrarlas para contenerlo. De ese modo, los elegidos se adentraron solos en las cámara de Loken derrotando a un número grupo de cultistas, mientras sentían el enrarecido prisma del lugar donde se adentraban, la realidad se distorsionaban según se adentraban al interior, las leyes de la física eran vulneradas hasta que el camino acabo y delante ya no había nada, solo oscuridad.
El Nibel dio el primer paso hacía el vacío y los demás lo acompañaron en un descenso que desdibujaba definitivamente la realidad y donde agazapados tras unos escombros vieron al gigantesco ignoto conocido como el General Vezax junto a miles de cultistas dando un discurso sobre el auge de Yogg Saron y el fin de los falsos dioses, de plegar los diferentes planos para crear una única realidad dibujada únicamente por Yogg Saron. Los elegidos se miraban unos a otros, hasta que el gran ejército cultista comenzó a salir de aquella enorme y sombria estancia a través de un portal enorme, todos excepto Vezax, que tras cerrar el portal reclamo la atención de los elegidos, como si los estuviera esperando.
El ataque no se hizo de esperar, pero los poderes de Vezax doblegaron una y otra vez a los norteños que fueron uno a uno derribados hasta que solo el Nibel quedo en pie y sacando su reloj de arena del tiempo consiguió hacer que este volviera justo antes del ataque provocando a sus compañeros una extraña sensación de deja vú cuando estos volvieron a enfrentarse a Vezax el cual finalmente fue derrotado y tras este la ultima puerta se abrió.
Yogg Saron había roto finalmente sus cadenas y había derribado a los Titanes, estaba esperando la llegada de Pentagast y el resto de norteños, pues según el dios antiguo uno de ellos acogería su forma física conviertiéndose en el heraldo del caos y la destrucción, el precursor del nuevo orden. Con esta ya iban siete las veces que Yogg Saron lo había intentado tomando siempre un nuevo heraldo, el anterior había sido Pentagast, pero por fortuna siempre había fracasado, sin embargo tenía todo el tiempo del mundo y sabía que esta sería la definitiva.
Los elegidos se enfrentaron al dios antiguo el cual invocaba decenas de ignotos contra estos, a la vez que robaba su cordura provocando que sus miedos mas ocultos salieran para enloquecerlos y así poder someterlos, pero estos no estaban solos. Los Titanes, otorgaron sus dones a los norteños los cuales heroicamente resistieron una y otra vez hasta la extenuación de sus fuerzas y a punto estuvo Roxev de sucumbir, pero prevaleció el coraje y la valentía. Trabajando en equipo, apoyados los unos en los otros, como hermanos de armas, como poetas guerreros escribiendo su mayor hazaña se sobrepusieron a la adversidad y finalmente de todos, Yogg Saron eligió a Ragnar Sandorson para ser su heraldo, pero antes de que este completara su transformación los norteños consiguieron abatirlo al mismo tiempo que los Titanes recobraron sus fuerzas y volvieron a encadenar al dios antiguo. Freya impidió que Ragnar exhalara su ultimo aliento de vida y posteriormente Thorim le entrego a este un medallon con la capacidad de desatar la Furia de los Titanes.
El enemigo había sido derrotado y encadenado, Algalon no tuvo que efectuar evaluación alguna y Pentagast agradeció a los elegidos su esfuerzo, valor y coraje. Bror y Bjorn, solicitaron quedarse unos años en Ulduar y su petición fue concedida mientras que el resto volvió a su tiempo habiendo reparado el mal de Pentagast y consiguiendo que la línea temporal siguiera su curso normal.
Bror y Bjorn pasaron siete años en Ulduar junto a los Titanes, Bror por su parte en sus 7 años en Ulduar estuvo, sobretodo, en el Archivarium, conversando y aprendiendo con la Archivista Auriaya. Pero algun que otro dia se pasaba por las demas salas para conversar con los demas Titanes.
Con Mimiron se quedaba charlando sobre sus maquinas y proyectos que tenia en mente. Ademas como Campeon del torneo de maquinas contra hombres, era el mejor sujeto de pruebas para probar sus experimentos. Pronto Bror se daria cuenta que Harald no era tan aburrido cuando empezaba hablar de maquinas.
Con Freya se quedaba mucho tiempo contadole las historias que le contaba su padre, con el trato de contar una pequeña historia cada noche, desde que la luna estaba en su punto mas álgido hasta el amanecer. Disfrutaba mucho de las historias en las que aparecia Ragnar Sandorson.
Con Hodir siempre se quedaban hablando de sus colecciones de Heroes y como infinidad de ellos se habian enfrentado a el, sin exito. Es un gran fan de sus propias batallas.
Loken siempre estaba haciendo de sus travesuras cuando podia, una vez los engaño a Bjorn y a él haciendolos creer que los Heroes habian vuelto a Ulduar. Estuvieron dias buscandolos, fueron unos días bastante entretenidos, bañados en conjeturas y confusion.
Cuando visitaba a Bjorn siempre se quedaban hablando sobre lo que habian aprendido a lo largo de los días, Thorim siempre estaba atareado y estaba muy serio. Muchas veces se enfadaba por las travesuras de su hermano Loken.
Tyr nunca aparecio...
Bror cambio mucho psicologicamente, aprendio todo tipo de runas antiguas, tratados, guerras antiguas, secretos runicos, la forja de armas Titanicas, la inscripcion de runas poderosas, aprendio a hacer transfusiones con las plantas de Freya, investigo un poco de alquimia, aprendio el conocimiento de las maquinas de Mimiron...
Fisicamente se estuvo entrenando todos los días, y las pateadas por Ulduar fueron algo habitual. Habia días que los teletransportadores de Mimirion no funcionaban y tocaba patearse todo Ulduar.
Por ultimo antes de partir, se forjo un arma con ayuda de Ignis, la cual le serviria en sus aventuras y le haria Honor a Asgardian. Forjo la espada llamada Sêrdian, que significaba espada de las estrellas. Esta espada brilla en un tono azulado y estaba hecha con Saronita. No tenía ninguna particularidad especial, ya que al salir de Ulduar esta perdio todo su poder.
Al partir de Ulduar entrego Asgardian con mucho pesar, una gran compañera todos estos años y un arma legendaria que resonaria en los albores del tiempo.
Con el tiempo en Ulduar, Björn envejeció ligeramente, detectandose ya ligeros rastros de vejez. Disminuyo de peso. También adquirió conocimientos investigando en el Archivarium y se forjó en las calderas de ulduar una armadura a su medida. Siguiendo el camino de Thorim se convirtió en su avatar.
Ambos regresaron siete años después al Fiordo Aquilonal para reecontrarse con sus amigos para los cuales solo habría de pasar una horas desde que los vieron por última vez.
FIN