SÉPTIMA JORNADA
Ifrithal y Thanedal habían caído ya ante los elegidos, los planes de Assufel no daban los frutos que el gran Nibel deseaba, pero estaba seguro de que su suerte iba a cambiar.
Pentagast regresó a Utgarde nuevamente y con él los elegidos, esta vez las runas mostraron un pasado cercano, diez años atrás antes del inicio de la gran Guerra de los Clanes, la Nibel Shiv, se ocultaba tras algún personaje de la época, las runas mostraron a los tres Jarl que participaron en el conflicto; Alban Ravencroft, Erik Hardrada y Hildegard Valdrada, había que protegerlos a toda costa a los tres, pues jugaron un papel importante en la posterior batalla de Utgarde contra los Nibel. También se vio a tres personajes no tan conocidos, una sombra del Clan Ravencroft, una tal Sinnika a la que llamaban la Urraca o Magpie, un gran guerrero del Clan Nibeljorn que respondía al nombre de Harold Hammerson y una de las Hersir del clan Hardrada, Skandi Trulsdottir, posiblemente uno de estos tres ultimos era la Nibel Shiv.
Pentagast advirtió a los elegidos que se verían a ellos mismos diez años mas jóvenes y que tenían prohibido interactuar con estos, no podían cambiar o alterar sus destinos y sin más preámbulos abrió el portal al mismo Utgarde diez años atrás que por aquellos entonces se llamaba "La Fortaleza del Cuervo" pues había sido conquistada por el Clan Ravencroft al extinto Clan Skandaar.
Sin avisarles de cuando sería reabierto el portal de regreso, los elegidos se adentraron una vez más a velar por el destino del norte. Al llegar observaron como clan tras clan pasaban al salón comunal de la Fortaleza, donde el Jarl Alban Ravencroft aguardaba a todos los Jarl para hacer un comunicado importante.
Erik Hardrada apareció con los suyos, entre ellos su sobrino Bjorn y sus hijos Torhild y Jannicke. Se cruzaron con los elegidos y estos se presentaron como el clan Mork el cual no sonaba de nada a Erik, hasta que el Bjorn del pasado se puso enfrente del Bjorn del presente y les sugirió de manera poco diplomática que se apartaran, Erik disculpó a su sobrino, pues era orgulloso e impetuoso y fueron hacía el salón comunal.
Tras los Hardrada aparecieron los Valdrada, con Hildegard a la cabeza, despanpanante como siempre, armada como una Val'kyr de las leyendas y portando a Turfing, rodeada de mercenarios de su clan y con una niña pequeña escoltada por un tal Rurik.
Los últimos en pasar fueron los Nibeljorn, el Jarl Magnus paso directamente con algunos de los suyos a la Sala comunal y los elegidos tras este.
Reunidos ya todos en el Gran Salón Comunal, el Jarl Alban estaba sentado junto a su esposa Mariha Solskjaer y su hijo Gunnar Ravencroft. El resto de los Jarl de los clanes tomaron asiento. Alban se levanto y hizo un gran discurso alegando a sus antepasados y apostando por el futuro, un futuro donde los hombres del norte debían dejar de enfrentarse entre ellos y hacer pequeños saqueos para tomar los Reinos del Este y ser grandes conquistadores.
El Salón Comunal se deshizo en aplausos, los fervorosos Jarl de clanes menores gritaban la palabra ¡Conquistadores! repetidamente y Alban se sintió endiosado, hasta que el Jarl Magnus Nibeljorn intervino para apuntillar que una vez conquistados los territorios que Alban proponía gobernarlos sería tarea para un Rey y en el norte no había Rey ni se necesitaba.
Fue entonces cuando Harold Solskjaer se levanto, miro a los ojos de Alban y se arrodillo ante el, jurando que le serviría en sus ambiciones y proclamando a este como ¡El Rey en el Norte!
El Gran Salón Comunal enmudeció, hasta que otros hicieron lo mismo que Harold y el grito de ¡Conquistadores! fue sustituido por la mayoría de los Jarls arrodillados ante Alban y proclamando a este como ¡El Rey en el Norte!
Alban sonrió y se dirigió a Erik Hardrada, el cual era su gran amigo, lo consideraba casi como a un hermano, el gran descendiente de Soron Haradrada y le pidió su aprobación, Erik dijo que su corazón no estaba de acuerdo con las pretensiones de Alban, que los norteños pertenecían y debían velar por el norte no conquistar el sur, pero que su cabeza le decía que efectivamente sus pretensiones no estaban en contra de las Leyes del Norte y principalmente se debía a estas, si los demás Jarl estaban de acuerdo el también hincaría su rodilla ante el Rey en el Norte.
Alban miro también a Magnus Nibeljorn pero este indignado dijo que no participaría en tal cosa y junto a su camaradas del clan Nibeljorn se marcho. Alban se sintió ofendido y le esputo que se recluyera en su maldita isla con sus amigos colmillares que para conquistar el sur sus protodracos eran tan inutiles como él.
Por último le toco hablar a la Jarl Hildegard Valdrada, esta se mostró favorable a Alban el cual ya se veía coronado, pero Hildegard tenía una petición, ser nombrada Reina del Norte ante la sorpresa de todos. Alban dijo que el ya tenia una esposa con la que había tenido dos hijos, Gunnar y Rebekka, que además era la hija del Jarl Harold Solskjaer, el cual se ofendió poniendo el grito en el cielo ante tal osadía.
La mujer de Alban había contraído una extraña enfermedad pocos años atrás, la cual la había provocado manchas en el rostro y horribles rugosidades, afeando su antaño hermoso rostro el cual llevaba tapado. Hildegard menciono este hecho como una maldición de los titanes y en ese momentos mostró a la niña pequeña que iba con ella, explico que fue fruto de una noche de pasión bendecida por los titanes el mismo día que ocurrió la maldición de la mujer de Alban y que esta niña era hija de este, lo cual daba derecho a Alban según las leyes del norte a reclamar su derecho a ser reina del norte junto a este.
¡Mentira! clamaron los Solskjaer, mientras la mujer de Alban se levanto de su asiento estupefacta y frenada por sus hijos insultando a Hildegard y llamando abominación a la niña. El Jarl Harold Solkjaer pidió explicaciones a Alban y este dijo que esa no era hija suya a lo que Hildegard sonrió y le quito la toga a la niña mostrando una extraña mancha en su pecho, un lunar con forma de Cuervo, el mismo que Hildegard alegaba que Alban tenía y prueba irrefutable de ello. Mariah Solkjaer, esposa de Alban, que conocía el lunar del cuervo, perdío la cabeza al ver aquella prueba incontestable y le rogó a su marido entre lamentos que matara a la niña llamándola abominación.
Se produjo un momento de gran tensión, los Ravnecroft y los Solskjaer cuchicheaban, los elegidos y los Hardrada miraban pasmados el espectáculo, mientras que Hildegard se mantenía impasible. Los lloros y gritos de de Mariah Solskjaer junto a la presión que sentía Alban en ese momento le provocaron una terrible paranoia y en un arrebato cogió el hacha de su hijo Gunnar y al grito de abominación decapito a la niña, mientras Mariah reía como una loca tras el asesinato.
Hildegard grito un sonoro ¡No! y saco su gran espada Turfing corriendo hacia Mariah Solkjaer y abriendola en canal de arriba abajo. Unos y otros sacaron sus armas, el caos y la sangre se apoderaron del salón comunal, en medio de la refriega Alban cogió a Hildegard del cuello con sus brazos para ahogarla sumido por la ira, hasta que el Jarl Erick lo empujo derribandolo y salvando a Hildegard la cual estaba conmocionada, así los Hardrada y Valdrada, junto a los elegidos corrieron hacia fuera de la fortaleza, perseguidos por el resto de clanes, con un Alban enfurecido pidiendo sus cabezas.
Varios Berserkers del Clan Solskjaer taponaron la salida, pero fueron abatidos por los elegidos que aseguraban el escape de los dos Jarls y sus hombres, incluso de ellos mismos, de sus otros "yo".
Lo último que se interponía entre la salida de la Fortaleza y aquellos que querían escapar de esta, era el Vitki del Clan Ravencroft y algunos huscarles que fueron abatidos con facilidad, pero dieron el tiempo necesario al Vitki Ravencroft para adoptar la forma de un gigante metálico que puso en jaque a los elegidos. Los Bjorn y Rurik del pasado junto a algunos huscarles frenaban a los que les perseguian por la retaguardia, mientras el resto trataba de derrotar al gigante de metal, pero este era un muro infranqueable con una fuerza digna de los titanes que derribo a todos. Hildegard se alzo y cargo con Turfing dañando al gigante metálico, pero este no tardo en recomponerse y golpear a la Jarl Valdrada mandandola al suelo. El tiempo se agotaba, las fuerzas de los Ravencroft y Solskjaer llegaban por la retaguardia, Bjorn y Rurik hicieron todo lo que pudieron hasta que un extraño hombre de blanco aparecio, alegando que el gigante metalico no podía cambiar el destino, que no debía de estar ahí y acabando con este, su voz era familiar para los elegidos.
Pero no se podían parar a pensar en ello, había que escapar. Cuando todos salieron, Bjorn y Rurik cerraron la puerta a cal y canto para asegurar la huída, por suerte Soronholm, el asentamiento del Clan Hardrada no estaba muy lejos, a una diez millas y consiguieron llegar mas salvos que sanos. Las noticias de la masacre de la Fortaleza del Cuervo, se extendieron por todo Soronholm, la mujer de Erick Hardrada, Ingrind Nibeljorn, fue a abrazar a sus hijos, mientras que Hildegard lió a Erik excitada por la emoción de lo ocurrido y en un pajar hicieron el amor salvajemente.
Todo se tranquilizo horas después, Hildegard partió con los suyos a su asentamiento, Valgorod, a preparar a sus ejércitos y Erik convoco a los Hersir para tratar la estrategia a tomar pues ya era inevitable, la Guerra de los Clanes había comenzado.
CONTINUARÁ...
Ifrithal y Thanedal habían caído ya ante los elegidos, los planes de Assufel no daban los frutos que el gran Nibel deseaba, pero estaba seguro de que su suerte iba a cambiar.
Pentagast regresó a Utgarde nuevamente y con él los elegidos, esta vez las runas mostraron un pasado cercano, diez años atrás antes del inicio de la gran Guerra de los Clanes, la Nibel Shiv, se ocultaba tras algún personaje de la época, las runas mostraron a los tres Jarl que participaron en el conflicto; Alban Ravencroft, Erik Hardrada y Hildegard Valdrada, había que protegerlos a toda costa a los tres, pues jugaron un papel importante en la posterior batalla de Utgarde contra los Nibel. También se vio a tres personajes no tan conocidos, una sombra del Clan Ravencroft, una tal Sinnika a la que llamaban la Urraca o Magpie, un gran guerrero del Clan Nibeljorn que respondía al nombre de Harold Hammerson y una de las Hersir del clan Hardrada, Skandi Trulsdottir, posiblemente uno de estos tres ultimos era la Nibel Shiv.
Pentagast advirtió a los elegidos que se verían a ellos mismos diez años mas jóvenes y que tenían prohibido interactuar con estos, no podían cambiar o alterar sus destinos y sin más preámbulos abrió el portal al mismo Utgarde diez años atrás que por aquellos entonces se llamaba "La Fortaleza del Cuervo" pues había sido conquistada por el Clan Ravencroft al extinto Clan Skandaar.
Sin avisarles de cuando sería reabierto el portal de regreso, los elegidos se adentraron una vez más a velar por el destino del norte. Al llegar observaron como clan tras clan pasaban al salón comunal de la Fortaleza, donde el Jarl Alban Ravencroft aguardaba a todos los Jarl para hacer un comunicado importante.
Erik Hardrada apareció con los suyos, entre ellos su sobrino Bjorn y sus hijos Torhild y Jannicke. Se cruzaron con los elegidos y estos se presentaron como el clan Mork el cual no sonaba de nada a Erik, hasta que el Bjorn del pasado se puso enfrente del Bjorn del presente y les sugirió de manera poco diplomática que se apartaran, Erik disculpó a su sobrino, pues era orgulloso e impetuoso y fueron hacía el salón comunal.
Tras los Hardrada aparecieron los Valdrada, con Hildegard a la cabeza, despanpanante como siempre, armada como una Val'kyr de las leyendas y portando a Turfing, rodeada de mercenarios de su clan y con una niña pequeña escoltada por un tal Rurik.
Los últimos en pasar fueron los Nibeljorn, el Jarl Magnus paso directamente con algunos de los suyos a la Sala comunal y los elegidos tras este.
Reunidos ya todos en el Gran Salón Comunal, el Jarl Alban estaba sentado junto a su esposa Mariha Solskjaer y su hijo Gunnar Ravencroft. El resto de los Jarl de los clanes tomaron asiento. Alban se levanto y hizo un gran discurso alegando a sus antepasados y apostando por el futuro, un futuro donde los hombres del norte debían dejar de enfrentarse entre ellos y hacer pequeños saqueos para tomar los Reinos del Este y ser grandes conquistadores.
El Salón Comunal se deshizo en aplausos, los fervorosos Jarl de clanes menores gritaban la palabra ¡Conquistadores! repetidamente y Alban se sintió endiosado, hasta que el Jarl Magnus Nibeljorn intervino para apuntillar que una vez conquistados los territorios que Alban proponía gobernarlos sería tarea para un Rey y en el norte no había Rey ni se necesitaba.
Fue entonces cuando Harold Solskjaer se levanto, miro a los ojos de Alban y se arrodillo ante el, jurando que le serviría en sus ambiciones y proclamando a este como ¡El Rey en el Norte!
El Gran Salón Comunal enmudeció, hasta que otros hicieron lo mismo que Harold y el grito de ¡Conquistadores! fue sustituido por la mayoría de los Jarls arrodillados ante Alban y proclamando a este como ¡El Rey en el Norte!
Alban sonrió y se dirigió a Erik Hardrada, el cual era su gran amigo, lo consideraba casi como a un hermano, el gran descendiente de Soron Haradrada y le pidió su aprobación, Erik dijo que su corazón no estaba de acuerdo con las pretensiones de Alban, que los norteños pertenecían y debían velar por el norte no conquistar el sur, pero que su cabeza le decía que efectivamente sus pretensiones no estaban en contra de las Leyes del Norte y principalmente se debía a estas, si los demás Jarl estaban de acuerdo el también hincaría su rodilla ante el Rey en el Norte.
Alban miro también a Magnus Nibeljorn pero este indignado dijo que no participaría en tal cosa y junto a su camaradas del clan Nibeljorn se marcho. Alban se sintió ofendido y le esputo que se recluyera en su maldita isla con sus amigos colmillares que para conquistar el sur sus protodracos eran tan inutiles como él.
Por último le toco hablar a la Jarl Hildegard Valdrada, esta se mostró favorable a Alban el cual ya se veía coronado, pero Hildegard tenía una petición, ser nombrada Reina del Norte ante la sorpresa de todos. Alban dijo que el ya tenia una esposa con la que había tenido dos hijos, Gunnar y Rebekka, que además era la hija del Jarl Harold Solskjaer, el cual se ofendió poniendo el grito en el cielo ante tal osadía.
La mujer de Alban había contraído una extraña enfermedad pocos años atrás, la cual la había provocado manchas en el rostro y horribles rugosidades, afeando su antaño hermoso rostro el cual llevaba tapado. Hildegard menciono este hecho como una maldición de los titanes y en ese momentos mostró a la niña pequeña que iba con ella, explico que fue fruto de una noche de pasión bendecida por los titanes el mismo día que ocurrió la maldición de la mujer de Alban y que esta niña era hija de este, lo cual daba derecho a Alban según las leyes del norte a reclamar su derecho a ser reina del norte junto a este.
¡Mentira! clamaron los Solskjaer, mientras la mujer de Alban se levanto de su asiento estupefacta y frenada por sus hijos insultando a Hildegard y llamando abominación a la niña. El Jarl Harold Solkjaer pidió explicaciones a Alban y este dijo que esa no era hija suya a lo que Hildegard sonrió y le quito la toga a la niña mostrando una extraña mancha en su pecho, un lunar con forma de Cuervo, el mismo que Hildegard alegaba que Alban tenía y prueba irrefutable de ello. Mariah Solkjaer, esposa de Alban, que conocía el lunar del cuervo, perdío la cabeza al ver aquella prueba incontestable y le rogó a su marido entre lamentos que matara a la niña llamándola abominación.
Se produjo un momento de gran tensión, los Ravnecroft y los Solskjaer cuchicheaban, los elegidos y los Hardrada miraban pasmados el espectáculo, mientras que Hildegard se mantenía impasible. Los lloros y gritos de de Mariah Solskjaer junto a la presión que sentía Alban en ese momento le provocaron una terrible paranoia y en un arrebato cogió el hacha de su hijo Gunnar y al grito de abominación decapito a la niña, mientras Mariah reía como una loca tras el asesinato.
Hildegard grito un sonoro ¡No! y saco su gran espada Turfing corriendo hacia Mariah Solkjaer y abriendola en canal de arriba abajo. Unos y otros sacaron sus armas, el caos y la sangre se apoderaron del salón comunal, en medio de la refriega Alban cogió a Hildegard del cuello con sus brazos para ahogarla sumido por la ira, hasta que el Jarl Erick lo empujo derribandolo y salvando a Hildegard la cual estaba conmocionada, así los Hardrada y Valdrada, junto a los elegidos corrieron hacia fuera de la fortaleza, perseguidos por el resto de clanes, con un Alban enfurecido pidiendo sus cabezas.
Varios Berserkers del Clan Solskjaer taponaron la salida, pero fueron abatidos por los elegidos que aseguraban el escape de los dos Jarls y sus hombres, incluso de ellos mismos, de sus otros "yo".
Lo último que se interponía entre la salida de la Fortaleza y aquellos que querían escapar de esta, era el Vitki del Clan Ravencroft y algunos huscarles que fueron abatidos con facilidad, pero dieron el tiempo necesario al Vitki Ravencroft para adoptar la forma de un gigante metálico que puso en jaque a los elegidos. Los Bjorn y Rurik del pasado junto a algunos huscarles frenaban a los que les perseguian por la retaguardia, mientras el resto trataba de derrotar al gigante de metal, pero este era un muro infranqueable con una fuerza digna de los titanes que derribo a todos. Hildegard se alzo y cargo con Turfing dañando al gigante metálico, pero este no tardo en recomponerse y golpear a la Jarl Valdrada mandandola al suelo. El tiempo se agotaba, las fuerzas de los Ravencroft y Solskjaer llegaban por la retaguardia, Bjorn y Rurik hicieron todo lo que pudieron hasta que un extraño hombre de blanco aparecio, alegando que el gigante metalico no podía cambiar el destino, que no debía de estar ahí y acabando con este, su voz era familiar para los elegidos.
Pero no se podían parar a pensar en ello, había que escapar. Cuando todos salieron, Bjorn y Rurik cerraron la puerta a cal y canto para asegurar la huída, por suerte Soronholm, el asentamiento del Clan Hardrada no estaba muy lejos, a una diez millas y consiguieron llegar mas salvos que sanos. Las noticias de la masacre de la Fortaleza del Cuervo, se extendieron por todo Soronholm, la mujer de Erick Hardrada, Ingrind Nibeljorn, fue a abrazar a sus hijos, mientras que Hildegard lió a Erik excitada por la emoción de lo ocurrido y en un pajar hicieron el amor salvajemente.
Todo se tranquilizo horas después, Hildegard partió con los suyos a su asentamiento, Valgorod, a preparar a sus ejércitos y Erik convoco a los Hersir para tratar la estrategia a tomar pues ya era inevitable, la Guerra de los Clanes había comenzado.
CONTINUARÁ...