DECIMO TERCERA JORNADA
Pentagast levanto el vuelo amenazante y pese a que algunos intentaron convencerle de que el mismo los había mandado desde el futuro para acabar con él, esto no tenía lógica alguna para Pentagast, así que los elegidos se enfrentaron en un combate con el último de los Nibel, desconcertados y tratando de hacer entrar a Pentagast en razón este se defendió al igual que ellos, hasta que finalmente el poderoso Nibel los derroto a todos.
Pentagast les dijo que durante su cautiverio el hombre de blanco le había advertido de que viajeros de otro tiempo vendrían a acabar con él, así que este recupero su forma humanoide y se dispuso a someter los cuerpos de los elegidos al cero absoluto, pero en ese momento apareció el hombre de blanco con un sonoro ¡NO! y Pentagast se detuvo.
Pentagast le dijo al hombre de blanco que no entendía porque debía detenerse y este le respondió que aquellos hombres habían sido enviados por él mismo (el propio Pentagast) en otro tiempo con oscuros propósitos. Pentagast estaba desconcertado y le pidió al hombre de blanco que revelara su identidad. El hombre de blanco se quito la capucha que ocultaba su rostro y mientras los elegidos se levantaban poco a poco, este miro a Pentagast y le dijo que era Sigurd, Sigurd Nibeljorn de la sangre de Skyrum.
Los elegidos se quedaron aún mas perplejos si cabe al ver a Sigurd, este explico a Pentagast que tras una guerra en el norte donde él comandaba a los norteños, cometió actos impíos y execrables que a ojos de los titanes le llevaron a la condena de su alma y tras estos vago en busca de su propia muerte por las montañas heladas de las cumbres tormentosas hasta que la Vitki del Clan Hardrada conocida como Astrithr dio con él y le ofreció una ultima oportunidad de redención.
Pentagast, había matado a los héroes que habían conseguido detener la destrucción del mundo años atrás frente al mismísimo Algalon y ahora solo necesitaba el Anillo de los Nibeljorn para que nada se interpusiera en sus planes. Astrithr había visto esto a un alto coste, sus propios ojos. Sigurd tenía aún el anillo de los Nibeljorn y esta le avisó que si Pentagast le encontraba, nada impediría que Algalon destruyera Azeroth. Sigurd sintió un estremecimiento profundo y en ese momento Pentagast apareció, Astrithr se enfrento a este pero antes le dijo a Sigurd que con el anillo podía usar los poderes de los Nibel, que debía impedir que estos cambiaran los hilos del destino y que a su vez tenía que escapar de Pentagast, pues este era Assufel, el más poderoso de los Nibel, antaño encargado de velar de las lineas del tiempo en el norte.
Astrithr fue asesinada por Pentagast y sus ultimas palabras fueron para Sigurd, diciéndole que se marchara, que escapara a través del tiempo, que sabría lo que tendría que hacer. Así Sigurd escapo de Pentagast, el cual no le pudo atrapar y estuvo velando por los elegidos y todos sus antepasados que habían tenido el Anillo de los Nibeljorn hasta que llegó a tenerlo él.
Pentagast miro a Sigurd, estaba tan confundido como los elegidos y un portal se abrió ante ellos, de ese portal salió el Pentagast de aspecto anciano el de los tiempos de los elegidos.
La confusión invadió el lugar, el Pentagast del pasado pregunto al Pentagast del futuro porque había hecho todo eso y este le respondió que para encontrar a Sigurd y el Anillo de los Nibeljorn. El Pentagast futuro había visto que en pocos años el Ragnarok sería ineludible, la legión ardiente al mando del titán oscuro Sargeras, invadiría Azeroth y seria el fin de todo, la esclavitud eterna, millones se unirian al titán oscuro y sería también el fin de los Titanes.
El Pentagast futuro había encontrado la caja de susurros que le advertía que la única solución para detener el Ragnarok era acabar con los héroes que una vez detuvieron a Algalon y le convencieron para que no reiniciara toda vida de Azeroth y eso hizo, pero que ahora necesitaba el Anillo de los Nibeljorn, para que nadie pudiera detener a Algalon mientras aplicaba el protocolo de reinicio.
El Pentagast del pasado replico a su homónimo que este no podía tomar esa decisión por todos, pero el Pentagast del futuro hizo oídos sordos, su plan había funcionado, había conseguido tener a Sigurd a su alcance y ya nada le iba a impedir cumplir sus designios. Sigurd le dijo al Pentagast futuro, buscando que este cambiara de opinión, que aunque su razonamiento parecía lógico no había contado con una cosa... "la esperanza" podían luchar contra la legión ardiente y acabar con ella. Pentagast futuro, se burló de Sigurd, diciendo que no conocía el poder de la legión ardiente, que el había visto ya el destino de Azeroth y que el Ragnarok era imparable, finalizo diciendo que la esperanza es solo una palabra vacua de sentido alguno.
El Pentagast del pasado dijo a todos que se apartaran y ataco al Pentagast del futuro el cual, contuvo el ataque de este y lo congeló. Ahora tan solo los elegidos se interponían entre el Pentagast futuro y Sigurd, así que se pusieron alrededor de este último protegiéndolo y demostrando al Nibel que no conseguiría el Anillo de los Nibeljorn.
Pentagast futuro dijo que no eran conscientes del nuevo poder que había adquirido y que su nuevo señor le había otorgado, así que de su cuerpo empezaron a salir tentáculos y zarcillos hasta que se transformo en un enorme ignoto de más de veinte metros de altura e invoco varias esferas con las cuales podía controlar a los elegidos o invocar novas de escarcha para someterlos al cero absoluto y por si fuera poco contaba con el Reloj de las Arenas del Tiempo, con el cual podía hacer volver a todos en el tiempo y repetir un mal movimiento de este.
Los elegidos y Sigurd se enfrentaron a aquella abominación, cada vez que lo atacaban los tentaculos y los zarcillos se interponían, Pentagast futuro se burlaba de estos y jugaba con ellos usando el reloj de las arenas del tiempo y acabando con su moral en un combate interminable, Pentagast futuro dijo que ahora era un dios y que tenía todo el tiempo del mundo a su favor, además les dijo que perdonaría sus vidas si le arrancaban a Sigurd el anillo de su dedo, pero estos se negaron una y otra vez. Poco a poco la moral decaía, la abominación en la que se había convertido el Pentagast futuro parecía invencible, pues cuando todo apuntaba a que iban a derrotarle, las arenas del tiempo cambiaban el resultado en un bucle interminable, hasta que las fuerzas empezaron a flaquear, Ragnar le dijo que jamás perderían la esperanza pese a todo. Acometida tras acometida, Pentagast jugaba con ellos, los minutos se convirtieron en horas, hasta que finalmente perdieron la noción del tiempo, pero los elegidos jamás flaquearon, no dudaron en lo que hacían, no se dejaron engañar por Pentagast futuro, el cual era ahora una marioneta de Yogg'saron y le combatieron hasta la extenuación absoluta.
Pentagast futuro no comprendía porque seguían luchando, porque se caían y se levantaban, porque esa voluntad de intentar detener inutilmente lo inevitable y estos repetían una y otra vez que la esperanza era su fuerza, que lucharían hasta perder la vida si era necesario, hasta que ya no les quedara un solo aliento de vida y fue entonces cuando penetraron entre zarcillos y tentaculos, magullados, heridos, movidos mas por su voluntad que por sus fuerzas e hirieron a Pentagast el cual se encogió recobrando su forma humanoide y clavando sus rodillas en el suelo, miró sus manos llenas de sangre con incredulidad, sin explicarse como era posible aquello.
El Pentagast del pasado consiguió romper el bloque de hielo que le retenía y todos rodearon al Pentagast futuro el cual estaba arrodillado ante ellos y con una mirada entre la ira y el desconcierto. Algunos hablaron de acabar con él y darle el golpe de gracia, otros dijeron que si lo hacían condenarian al Pentagast del pasado y que era este quien debía tomar la decisión. El Pentagast del pasado, viendo en la abominación en que se convertiría no dudo en que había que acabar con él, pero antes de que la sentencia se ejectura, el Pentagast del futuro profirió una última risa de locura y congelo a todos con una nova de escarcha, vivos pero inmóviles, a todos menos a Sigurd, para que vieran como después de todo el ganaba y los demás perdían, después de tanto luchar, así que cogió a Sigurd del brazo y le aplico en este el cero absulto. El brazo de Sigurd se deshizo en cristales y el anillo cayó a la mano de Pentagast futuro, el cual alzo sus brazos en señal de victoria enseñando a todos el anillo de los Nibeljorn y alegando el fin de la esperanza.
Sigurd miró atrás, con el brazo que le quedaba cogió un hacha que había en el suelo y se abalanzó contra Pentagast futuro que estaba dado la vuelta celebrando su victoria y burlándose, pero este alzo su mano congelando a Sigurd y aplicando el cero absoluto en todo su cuerpo.
Sigurd comenzó a deshacerse en pequeños cristales pero antes de que se rompiera en millones de pedazos, gritó que debía cumplir con su destino, que gustosamente pagaba por sus pecados y que por la sangre de los Nibeljorn obtendría su redención, así que la sangre que brotaba de su cuerpo mantuvo unidos los cristales ante el asombro de Pentagast futuro que se quedo petrificado, el suficiente tiempo como para abrir el estómago de este con el hacha, haciendo que el Nibel cayera al suelo partido por la mitad, mientras que finalmente Sigurd se deshizo en millones de cristales que se transformaron en agua, y rodearon el cadáver de Pentagast futuro como lágrimas de un héroe salpicando la hierba teñida de sangre que había conseguido finalmente su redención.
Los elegidos y el Pentagast del pasado fueron liberados. Sigurd y el Pentagast futuro habían muerto, todos sintieron profundamente su muerte. Rurik cogió el Reloj de arenas del tiempo y se lo guardo, mientras que Pentagast se quedo con el anillo de los Nibejorn que en su momento entregaría a Skyrum tal y como había prometido, pero antes había que ir a Ulduar, si los héroes que habían impedido que Algalon reiniciara Azeroth habían muerto, nuevos héroes tendrían que lograrlo. Pentagast les pidió a los elegidos un ultimo acto de heroísmo, reparar el daño que el Pentagast futuro había hecho. Se miraron unos a otros y todos a Pentagast y asintieron, aún con lágrimas en los ojos por el último acto heroico del mítico Sigurd que ahora seguramente estaba en el Valhalla, en los salones de las Leyendas.
Justo donde Sigurd se había partido en millones de cristales y el agua de ellos se había precipitado contra la tierra y la hierba, surgieron unas extrañas pero bonitas flores. Pentagast las cogió y las llamo "Lágrimas de Sigurd" y tomando aire profundamente se dirigió a los elegidos, llamándoles héroes y abriendo el portal a Ulduar donde debían reparar el mal de Pentagast, un último Requiem por Sigurd, un último Requiem por Ulduar.
Por muy duros que sean los desafíos a los que os enfrentéis, jamás perdáis la esperanza, pues es siempre lo último que nos queda
FIN
Pentagast levanto el vuelo amenazante y pese a que algunos intentaron convencerle de que el mismo los había mandado desde el futuro para acabar con él, esto no tenía lógica alguna para Pentagast, así que los elegidos se enfrentaron en un combate con el último de los Nibel, desconcertados y tratando de hacer entrar a Pentagast en razón este se defendió al igual que ellos, hasta que finalmente el poderoso Nibel los derroto a todos.
Pentagast les dijo que durante su cautiverio el hombre de blanco le había advertido de que viajeros de otro tiempo vendrían a acabar con él, así que este recupero su forma humanoide y se dispuso a someter los cuerpos de los elegidos al cero absoluto, pero en ese momento apareció el hombre de blanco con un sonoro ¡NO! y Pentagast se detuvo.
Pentagast le dijo al hombre de blanco que no entendía porque debía detenerse y este le respondió que aquellos hombres habían sido enviados por él mismo (el propio Pentagast) en otro tiempo con oscuros propósitos. Pentagast estaba desconcertado y le pidió al hombre de blanco que revelara su identidad. El hombre de blanco se quito la capucha que ocultaba su rostro y mientras los elegidos se levantaban poco a poco, este miro a Pentagast y le dijo que era Sigurd, Sigurd Nibeljorn de la sangre de Skyrum.
Los elegidos se quedaron aún mas perplejos si cabe al ver a Sigurd, este explico a Pentagast que tras una guerra en el norte donde él comandaba a los norteños, cometió actos impíos y execrables que a ojos de los titanes le llevaron a la condena de su alma y tras estos vago en busca de su propia muerte por las montañas heladas de las cumbres tormentosas hasta que la Vitki del Clan Hardrada conocida como Astrithr dio con él y le ofreció una ultima oportunidad de redención.
Pentagast, había matado a los héroes que habían conseguido detener la destrucción del mundo años atrás frente al mismísimo Algalon y ahora solo necesitaba el Anillo de los Nibeljorn para que nada se interpusiera en sus planes. Astrithr había visto esto a un alto coste, sus propios ojos. Sigurd tenía aún el anillo de los Nibeljorn y esta le avisó que si Pentagast le encontraba, nada impediría que Algalon destruyera Azeroth. Sigurd sintió un estremecimiento profundo y en ese momento Pentagast apareció, Astrithr se enfrento a este pero antes le dijo a Sigurd que con el anillo podía usar los poderes de los Nibel, que debía impedir que estos cambiaran los hilos del destino y que a su vez tenía que escapar de Pentagast, pues este era Assufel, el más poderoso de los Nibel, antaño encargado de velar de las lineas del tiempo en el norte.
Astrithr fue asesinada por Pentagast y sus ultimas palabras fueron para Sigurd, diciéndole que se marchara, que escapara a través del tiempo, que sabría lo que tendría que hacer. Así Sigurd escapo de Pentagast, el cual no le pudo atrapar y estuvo velando por los elegidos y todos sus antepasados que habían tenido el Anillo de los Nibeljorn hasta que llegó a tenerlo él.
Pentagast miro a Sigurd, estaba tan confundido como los elegidos y un portal se abrió ante ellos, de ese portal salió el Pentagast de aspecto anciano el de los tiempos de los elegidos.
La confusión invadió el lugar, el Pentagast del pasado pregunto al Pentagast del futuro porque había hecho todo eso y este le respondió que para encontrar a Sigurd y el Anillo de los Nibeljorn. El Pentagast futuro había visto que en pocos años el Ragnarok sería ineludible, la legión ardiente al mando del titán oscuro Sargeras, invadiría Azeroth y seria el fin de todo, la esclavitud eterna, millones se unirian al titán oscuro y sería también el fin de los Titanes.
El Pentagast futuro había encontrado la caja de susurros que le advertía que la única solución para detener el Ragnarok era acabar con los héroes que una vez detuvieron a Algalon y le convencieron para que no reiniciara toda vida de Azeroth y eso hizo, pero que ahora necesitaba el Anillo de los Nibeljorn, para que nadie pudiera detener a Algalon mientras aplicaba el protocolo de reinicio.
El Pentagast del pasado replico a su homónimo que este no podía tomar esa decisión por todos, pero el Pentagast del futuro hizo oídos sordos, su plan había funcionado, había conseguido tener a Sigurd a su alcance y ya nada le iba a impedir cumplir sus designios. Sigurd le dijo al Pentagast futuro, buscando que este cambiara de opinión, que aunque su razonamiento parecía lógico no había contado con una cosa... "la esperanza" podían luchar contra la legión ardiente y acabar con ella. Pentagast futuro, se burló de Sigurd, diciendo que no conocía el poder de la legión ardiente, que el había visto ya el destino de Azeroth y que el Ragnarok era imparable, finalizo diciendo que la esperanza es solo una palabra vacua de sentido alguno.
El Pentagast del pasado dijo a todos que se apartaran y ataco al Pentagast del futuro el cual, contuvo el ataque de este y lo congeló. Ahora tan solo los elegidos se interponían entre el Pentagast futuro y Sigurd, así que se pusieron alrededor de este último protegiéndolo y demostrando al Nibel que no conseguiría el Anillo de los Nibeljorn.
Pentagast futuro dijo que no eran conscientes del nuevo poder que había adquirido y que su nuevo señor le había otorgado, así que de su cuerpo empezaron a salir tentáculos y zarcillos hasta que se transformo en un enorme ignoto de más de veinte metros de altura e invoco varias esferas con las cuales podía controlar a los elegidos o invocar novas de escarcha para someterlos al cero absoluto y por si fuera poco contaba con el Reloj de las Arenas del Tiempo, con el cual podía hacer volver a todos en el tiempo y repetir un mal movimiento de este.
Los elegidos y Sigurd se enfrentaron a aquella abominación, cada vez que lo atacaban los tentaculos y los zarcillos se interponían, Pentagast futuro se burlaba de estos y jugaba con ellos usando el reloj de las arenas del tiempo y acabando con su moral en un combate interminable, Pentagast futuro dijo que ahora era un dios y que tenía todo el tiempo del mundo a su favor, además les dijo que perdonaría sus vidas si le arrancaban a Sigurd el anillo de su dedo, pero estos se negaron una y otra vez. Poco a poco la moral decaía, la abominación en la que se había convertido el Pentagast futuro parecía invencible, pues cuando todo apuntaba a que iban a derrotarle, las arenas del tiempo cambiaban el resultado en un bucle interminable, hasta que las fuerzas empezaron a flaquear, Ragnar le dijo que jamás perderían la esperanza pese a todo. Acometida tras acometida, Pentagast jugaba con ellos, los minutos se convirtieron en horas, hasta que finalmente perdieron la noción del tiempo, pero los elegidos jamás flaquearon, no dudaron en lo que hacían, no se dejaron engañar por Pentagast futuro, el cual era ahora una marioneta de Yogg'saron y le combatieron hasta la extenuación absoluta.
Pentagast futuro no comprendía porque seguían luchando, porque se caían y se levantaban, porque esa voluntad de intentar detener inutilmente lo inevitable y estos repetían una y otra vez que la esperanza era su fuerza, que lucharían hasta perder la vida si era necesario, hasta que ya no les quedara un solo aliento de vida y fue entonces cuando penetraron entre zarcillos y tentaculos, magullados, heridos, movidos mas por su voluntad que por sus fuerzas e hirieron a Pentagast el cual se encogió recobrando su forma humanoide y clavando sus rodillas en el suelo, miró sus manos llenas de sangre con incredulidad, sin explicarse como era posible aquello.
El Pentagast del pasado consiguió romper el bloque de hielo que le retenía y todos rodearon al Pentagast futuro el cual estaba arrodillado ante ellos y con una mirada entre la ira y el desconcierto. Algunos hablaron de acabar con él y darle el golpe de gracia, otros dijeron que si lo hacían condenarian al Pentagast del pasado y que era este quien debía tomar la decisión. El Pentagast del pasado, viendo en la abominación en que se convertiría no dudo en que había que acabar con él, pero antes de que la sentencia se ejectura, el Pentagast del futuro profirió una última risa de locura y congelo a todos con una nova de escarcha, vivos pero inmóviles, a todos menos a Sigurd, para que vieran como después de todo el ganaba y los demás perdían, después de tanto luchar, así que cogió a Sigurd del brazo y le aplico en este el cero absulto. El brazo de Sigurd se deshizo en cristales y el anillo cayó a la mano de Pentagast futuro, el cual alzo sus brazos en señal de victoria enseñando a todos el anillo de los Nibeljorn y alegando el fin de la esperanza.
Sigurd miró atrás, con el brazo que le quedaba cogió un hacha que había en el suelo y se abalanzó contra Pentagast futuro que estaba dado la vuelta celebrando su victoria y burlándose, pero este alzo su mano congelando a Sigurd y aplicando el cero absoluto en todo su cuerpo.
Sigurd comenzó a deshacerse en pequeños cristales pero antes de que se rompiera en millones de pedazos, gritó que debía cumplir con su destino, que gustosamente pagaba por sus pecados y que por la sangre de los Nibeljorn obtendría su redención, así que la sangre que brotaba de su cuerpo mantuvo unidos los cristales ante el asombro de Pentagast futuro que se quedo petrificado, el suficiente tiempo como para abrir el estómago de este con el hacha, haciendo que el Nibel cayera al suelo partido por la mitad, mientras que finalmente Sigurd se deshizo en millones de cristales que se transformaron en agua, y rodearon el cadáver de Pentagast futuro como lágrimas de un héroe salpicando la hierba teñida de sangre que había conseguido finalmente su redención.
Los elegidos y el Pentagast del pasado fueron liberados. Sigurd y el Pentagast futuro habían muerto, todos sintieron profundamente su muerte. Rurik cogió el Reloj de arenas del tiempo y se lo guardo, mientras que Pentagast se quedo con el anillo de los Nibejorn que en su momento entregaría a Skyrum tal y como había prometido, pero antes había que ir a Ulduar, si los héroes que habían impedido que Algalon reiniciara Azeroth habían muerto, nuevos héroes tendrían que lograrlo. Pentagast les pidió a los elegidos un ultimo acto de heroísmo, reparar el daño que el Pentagast futuro había hecho. Se miraron unos a otros y todos a Pentagast y asintieron, aún con lágrimas en los ojos por el último acto heroico del mítico Sigurd que ahora seguramente estaba en el Valhalla, en los salones de las Leyendas.
Justo donde Sigurd se había partido en millones de cristales y el agua de ellos se había precipitado contra la tierra y la hierba, surgieron unas extrañas pero bonitas flores. Pentagast las cogió y las llamo "Lágrimas de Sigurd" y tomando aire profundamente se dirigió a los elegidos, llamándoles héroes y abriendo el portal a Ulduar donde debían reparar el mal de Pentagast, un último Requiem por Sigurd, un último Requiem por Ulduar.
Por muy duros que sean los desafíos a los que os enfrentéis, jamás perdáis la esperanza, pues es siempre lo último que nos queda
FIN