SEGUNDA JORNADA
Pentagast advirtió a los elegidos que para entrar al templo de Ulduar necesitaban una clave, que tendrían que decir al guardián de la puerta, conocido como "El Desarmador", una gigantesca máquina creada por Mimiron. La clave se encontraba escrita entre miles de textos rúnicos grabados en la coraza de Tajoescama, la cual había sido capturada. Tajoescama es en realidad Veranus, el protodraco del Titán Thorim corrompido por Yogg'saron.
De manera diligente, los elegidos, llegaron al lugar donde Tajoescama estaba encadenada y parecía tranquila. Con sigilo intentaban descifrar la clave, hasta que el poderoso protodraco se despertó, sacudiéndose y tratando de romper sus cadenas. Los elegidos tenían una doble tarea; averiguar el código y a la par tratar de que Tajoescama no se liberara.
Pero la fuerza de la bestia era inconmensurable y sometida a la ira, rompió una de sus cadenas. Pentagast advirtió de que no muy lejos había arponeras las cuales servirían para volver a encadenar a Tajoescama antes de que esta se liberará.
Finalmente, Ragnar Sigurdson, que ahora se hacía llamar Sandorson, averiguó la clave y los elegidos se marcharon raudamente hacía las puertas del gran templo de Ulduar, dejando a Tajoescama tranquilo.
En el enorme patio que precedía a la entrada del Templo, se encontraba El Desarmador haciendo sus ejercicios diarios, pues Mimiron, había otorgado a esta maquina una extraña personalidad. Pentagast le dijo la clave a el Desarmador, pero este aún reconociendo la validez de la misma, tenía ordenes de impedir el acceso al templo, así que los elegidos y Pentagast tuvieron que enfrentarse a la hilarante pero poderosa creación del Titán Mimiron.
Mientras el Desarmador luchaba con los elegidos, su procesador de datos emitía fallos, música e instrucciones contradictorias. Harald lanzaba sus poderosas descargas del caos, mientras que Bjorn, Rurik y Draiter se liaron a hachazos con las piernas de la maquina. Roxev fue derribado e Ishanir trató de sanarlo, mientras que Pentagast invocaba sus orbes.
Finalmente, la CPU del Desarmador quedo expuesta y Pentagast señalo que centraran allí sus ataques. Sin su CPU, el Desarmador se desactivo y los norteños corrieron raudos a la puerta donde introdujeron la llave de Ignis y entraron en el Gran Templo de Ulduar.
CONTINUARA...
Pentagast advirtió a los elegidos que para entrar al templo de Ulduar necesitaban una clave, que tendrían que decir al guardián de la puerta, conocido como "El Desarmador", una gigantesca máquina creada por Mimiron. La clave se encontraba escrita entre miles de textos rúnicos grabados en la coraza de Tajoescama, la cual había sido capturada. Tajoescama es en realidad Veranus, el protodraco del Titán Thorim corrompido por Yogg'saron.
De manera diligente, los elegidos, llegaron al lugar donde Tajoescama estaba encadenada y parecía tranquila. Con sigilo intentaban descifrar la clave, hasta que el poderoso protodraco se despertó, sacudiéndose y tratando de romper sus cadenas. Los elegidos tenían una doble tarea; averiguar el código y a la par tratar de que Tajoescama no se liberara.
Pero la fuerza de la bestia era inconmensurable y sometida a la ira, rompió una de sus cadenas. Pentagast advirtió de que no muy lejos había arponeras las cuales servirían para volver a encadenar a Tajoescama antes de que esta se liberará.
Finalmente, Ragnar Sigurdson, que ahora se hacía llamar Sandorson, averiguó la clave y los elegidos se marcharon raudamente hacía las puertas del gran templo de Ulduar, dejando a Tajoescama tranquilo.
En el enorme patio que precedía a la entrada del Templo, se encontraba El Desarmador haciendo sus ejercicios diarios, pues Mimiron, había otorgado a esta maquina una extraña personalidad. Pentagast le dijo la clave a el Desarmador, pero este aún reconociendo la validez de la misma, tenía ordenes de impedir el acceso al templo, así que los elegidos y Pentagast tuvieron que enfrentarse a la hilarante pero poderosa creación del Titán Mimiron.
Mientras el Desarmador luchaba con los elegidos, su procesador de datos emitía fallos, música e instrucciones contradictorias. Harald lanzaba sus poderosas descargas del caos, mientras que Bjorn, Rurik y Draiter se liaron a hachazos con las piernas de la maquina. Roxev fue derribado e Ishanir trató de sanarlo, mientras que Pentagast invocaba sus orbes.
Finalmente, la CPU del Desarmador quedo expuesta y Pentagast señalo que centraran allí sus ataques. Sin su CPU, el Desarmador se desactivo y los norteños corrieron raudos a la puerta donde introdujeron la llave de Ignis y entraron en el Gran Templo de Ulduar.
CONTINUARA...