Tras la gran celebración por la victoria de la Alianza y los Hombres del Norte en la batalla definitiva de Fauceparda, un emisario de la Cruzada Argenta trajo malas noticias desde Zul'drak. El Emperador Zhuul, estaba asediando el Confín Argenta, el cual contenía un inmenso ejército compuesto por criaturas de disformidad, ignotos, drakkaris no-muertos y bestias espíritu demoníacas, tratando de traspasar el muro de luz que protegia dicho asentamiento.
Cada cruzado que traspasaba el muro de luz protector para combatir y moria contra dicho ejército, era puesto nuevamente en pie, presentando disformidades y sustituyendo sus extremidades por tentáculos, al parecer un extraño cuerno era capaz de invocar una terrible niebla capaz de levantar a los caídos y transformarlos en horribles criaturas con el único objetivo de aniquilar todo a su paso, sin distinción alguna.
Norteños y sureños, empezaron a apilar los cádaveres y quemarlos de su última batalla, interrumpiendo la serie de festejos que los Furbolg les habían ofrecido. Esta nueva amenaza parecía la mas terrible de todas, pues quien sabe que poderes oscuros estaban detrás de tal atrocidad.
Había que reunir a todo ser libre, hombre, furbolg, colmillar, ulfhednar, enano... y partir a Zul'drak para poner punto y final al terrible Emperador Zhuul y su oscura venganza.
Norteños y sureños habían reunido en el Confín Argenta un gran ejército compuesto por colmillares, corsarios, soldados regulares, hombres del norte de todos los clanes y algunos furbolg. Incluso los pocos cruzados argenta que allí quedaban se unieron a la causa de acabar con el impio Emperador Zhuul, que se encontraba protegido tras una cúpula en el Anfiteatro de la Angustia, junto a cientos de Drakkaris cultistas.
Zhuul, habia levantado a los muertos, invocado a bestias de las profundidades e ignotos. La presencia de la influencia impia de los dioses antiguos era palpable en aquel lugar. Los sacerdotes argentas, invocaron una cúpula también de energía lúminica en el Confín Argenta, la cual no podía ser traspasada por los necrofagos y demás criaturas de las sombras.
El Emperador, se hizo paso entre sus legiones impías para proponer a los mortales del confín Argenta, un macabro juego de sacrificios, donde si los mejores guerreros mortales vencian a las bestias subyugadas de los altares, dejaría que estos se erigieran como poderosos campeones contra sus legiones de no-muertos, pero si estos morían y eran sacrificados sus almas servirian como alimento para las grandes bestias de las profundidades que emergerian para luchar por el Emperador.
Sin muchas opciones, norteños y sureños aceptaron, pese alguna reticencia que otra. Así pues, en el anfiteatro, se convoco a las bestias de Quetz'lun y Mam'thot que dieron muerte a sus adversarios, desgranando las profundidades marinas y provocando que una inmensa bestia de las profundidaes con la forma de un gigantesco ignoto emergiera y tomara tierra en Zul'drak rumbo al Confín Argenta y acompañado de todas las legiones del Emperador, buscando romper el escudo protector de energía lumínica.
Pero uno de ellos, consiguio derrotar a la bestia de Rhunok, con gran agilidad y presteza, una norteña a la cual le fueron concedidos los dones de la bestia espiritu y que consiguio salir del Anfiteatro para unirse a los suyos en el Confín Argenta.
Ante la llegada de las huestes necrofagas e impías, tras la gigantesca criatura de las profundiades. El gran ejército de cruzados, sureños y norteños salio al encuentro de estos... bajo las escaleras del lateral derecho del anfiteatro, se vivio una encarnizada batalla, donde las hordas de necrofagos ganaban terreno poco a poco y pese a que la gigantesca criatura fue derribada y destruida, los no-muertos eran incontenibles. Muchos murieron en aquella batalla, y pocos fueron los que ya en amplia minoria, pudieron escapara al Confin Argenta, bajo su refugio.
Junto a la cúpula, los nigromantes y hechiceros de las sombras de Zhuul, tejieron las redes de las sombras para romper la cúpula de luz... tras varios intentos consiguieron abrir un pequeño hueco... la tensión era palpable, pero por suerte el escudo aguanto y aunque gravemente dañado, matuvo a los mortales a salvo. Al caer el alba... los ejércitos de Zhuul se retiraron, los cadáveres de norteños y sureños se alzaron, al hacer sonar Zhuul su cuerno... llenos de disformidades ahora servirian a la voluntad del emperador.
Zhuul había ganado esta batalla, pero la guerra aún no estaba perdida.
Con la caída del sol del segundo día, las almenaras de Zul'drak volvieron a encenderse. Mientras norteños y sureños, junto a los cruzados argenta debatían las tácticas a seguir y esperaban refuerzos, un emisario llego con malas noticias. El ejército de furbolgs, norteños, colmillares, mercenarios y regulares de la Alianza había sido detenido por extrañas ventiscas nunca antes vistas, antes del paso de Zul'drak y estaban totalmente inmovilizados.
Fue una catastrofe aún mayor, cuando el cuerno de Zhuul resono, el cielo se tiño de un color gris enfermizo y sus huestes impias partieron nuevamente rumbo al Confín Argenta, con la intención de destruir la cúpula lumínica, acabar con la guerra y masacrar a sus enemigos.
La situación era desesperada, no quedaba una fuerza suficiente para detener a los no-muertos y abominaciones del Emperador a mas inri, desde el oeste, una gran ejército de Drakkaris se movilizaba rumbo al Confín Argenta, rodeandolos y estos no tendrían problema en traspasar el escudo y plantar batalla. Dos de los norteños, partieron a sacrificarse al Anfiteatro de las angustias, para ganar tiempo entreteniendo al Emperador. Se empezo a hablar de abondonar el puesto, escapar y replegarse en las Colinas Pardas... había que tomar una decisión rápida, los Drakkari se acercaban a paso muy ligero parecía, tanto que los sorprendieron sin mas remedio.
El líder Drakkari, se aproximo a parlamentar, la situación era muy tensa pero resulto que aquellos Drakkaris del oeste, eran rebeldes que se habían negado a hincar su rodilla ante Zhuul y que pese a las desavenencias con los humanos, aplicaron aquello de "El enemigo de mi enemigo, es también mi amigo" y pidieron unirse a cruzados, norteños y sureños para recuperar sus tierras de Zul'drak.
Hubo miradas cruzadas, dudas e incertibumbres, pero como dijo el Drakkari al mando de estos... ¡No hay otra alternativa!, así que con un éjercito nunca antes visto, formado por trols de hielo, corsarios, mercenarios, montaraces, soldados regulares, colmillares y norteños, se planto cara a los cientos de necrofagos junto a Zim'torga, consiguiendo una sorpresiva victoria. Pero no era tiempo de celebraciones, el camino estaba despejado y los cristales de la cúpula de Zhuul estaban puestos a su merced, antes de que el Emperador volviera a levantar a sus huestes.
Trataron como pudieron de romper su magia de sangre, pero esta era demasiado poderosa... con el sonido del cuerno de Isen, los ejércitos mortales se retiraron nuevamente al Confín Argenta. Ahora sabían que podían vencer, solo tenían que permanecer unidos.
Pero el Emperador Zhuul, sonreia siniestramente, pues su peores horrores aún no habían sido desatados.
Un nuevo día, una nueva oportunidad para derrotar al Emperador o sumir Rasganorte en las tinieblas... con la luz del alba, las esperanzas de los héroes del norte volvieron. Cada hombre, cada trol, cada colmillar, cada enano y cada ulfhednar se encomendo a sus dioses, creencias o ancestros, para estar prestos a la batalla.
Al atardecer, las almenaras del anfiteatro se encendieron... la hora de los sacrificios llegaba con estas. Dos norteños y Matuwa se prestaron voluntariamente al sacrificio, para dar una ventaja a todos los suyos. Las bestias espiritus del Emperados eran poderosas, sus misteriosos dioses se complacian con la sangre que cubria la arena, pero este fue el día donde el mas menospreciado dio una lección a los demás. Con su aspecto rollizo y poco intimidante, Matuwa el Colmillar, derroto al poderoso Rhunok lo cual causo un gran estupor en el anfiteatro.
Los necrofagos descendian desde Gundrak una vez mas hacia el Confin Argenta, el Jarl Erik Hardrada, propuso emboscarlos, pues su avance era siempre el mismo, a traves del camino central de Zul'drak y formando un grupo siempre unido, como un enjambre. Había que movilizar a los héroes del norte, flanquear ambos lados de la carretera. A un lado los norteños y en otro mercenarios, regulares de la Alianza, montaraces, colmillares, corsarios y drakkaris rebeldes. En teoría todo estaba dispuesto... pero cuando llegaron allí se movieron torpemente y la estratagema no llego a buen puerto, pues fue descubierta durante la torpe coordinación, lo que desemboco en una batalla caótica.
Cuando los héroes del norte, parecian derrotar a los necrofagos... el suelo se resquebrajo y de este salieron enormes tentaculos atrapando y llevando al interior del agujero a necrofagos y mortales sin distinción. En el interior del agujero, habia una enorme boca principal con miles de dientes a los lados, y cada vez salian mas y mas tentáculos, aquella bestia era gigantesca... decenas de mortales fueron devorados en su interior, incluso una grotesca cabeza emergio de esta, escupiendo un compuesto acido que derretia la carne, lo que convirtio aquella batalla en un espectaculo inimiginablemente grotesco.
La bestia fue amedrentada poco a poco, sus tentáculos cercenados y en un abrir y cerrar de ojos desaparecio... los mortales habían vencido, una nueva oportunidad de romper el cristal de sangre que protegia al Emperador en su cúpula. El cristal no cedía, hasta que Manala, aquella que mato a Trisha Lanzanegra, consiguio abrir una pequeña endidura... justo en el momento en el que el cuerno de Isen volvio a sonar y se ordeno nuevamente la retirada al Confín Argenta.
Una pequeña victoria, un comienzo en el camino... pero también la certeza de que no solo eran no-muertos los que servian a la causa de Zhuul... quiza el propio Emperador, solo fuera una marioneta de alguna entidad mucho mas poderosa y maléfica.
Había llegado un momento en el que había que jugarselo el todo por el todo, nadie allí lo dudaba y cuando el Jarl Erik Hardrada propuso tomar la iniciativa y atacar Gundrak, no hubo nadie que discerniera ante dicho movimiento, asi que todo se dispuso. Los héroes del norte, se pusieron rumbo a Gundrak, mientras las almenras del Anfiteatro anunciando la Hora de los Sacrificios volvían a encenderse.
Por primera vez, los mortales se adelantaron y frente a la mismisima puerta de Gundrak, aguardaron al enemigo. Al abrirse las puertas de la fortaleza, un númeroso grupo de trols gigantes armados de grades armas disuasorias se lanzaron contra los héroes del norte, que los mantuvieron a raya a base de proyectiles y un muro de escudos solido. Sin embargo, un enjambre de necrofagos lo bastante númeroso emergio para romper las lineas y volver a sembrar el caos, a mas inri una figura encapuchada, que anteriormente habia estado con el Emperador en el Anfiteatro, se puso al frente de aquellas huestes impias.
Se revelo como una nueva bestia impía, abstracta y grotesca, llena de ojos, bocas y tentáculos... un ente viscoso con la capacidad de cambiar su forma y tamaño, que se mostro hostial contra los héroes del norte y a la par devoro a sus propios aliados necrófagos. La bestia además emitia ultrasonidos que enloquecian a los mortales y les ponian momentaneamente en un estado de enegenación atacando a todo cuanto se les cruzaba por delante. En un combate eterno, los heroes del norte, trataron de detener a esa bestia, pero fue imposible... y muy pocos quedaron vivos, con lo cual tuvieron que retirarse al confin Argenta, donde el Emperador mismo tejía los hilos de las sombras para romper el escudo y abrir una enorme brecha en el, pero no consiguio doblegarlo del todo, aunque es posible que ya no aguante mucho más.
Sin hombres suficientes, con el escudo practicamente roto... ¿Aún queda algo de esperanza?
Cada cruzado que traspasaba el muro de luz protector para combatir y moria contra dicho ejército, era puesto nuevamente en pie, presentando disformidades y sustituyendo sus extremidades por tentáculos, al parecer un extraño cuerno era capaz de invocar una terrible niebla capaz de levantar a los caídos y transformarlos en horribles criaturas con el único objetivo de aniquilar todo a su paso, sin distinción alguna.
Norteños y sureños, empezaron a apilar los cádaveres y quemarlos de su última batalla, interrumpiendo la serie de festejos que los Furbolg les habían ofrecido. Esta nueva amenaza parecía la mas terrible de todas, pues quien sabe que poderes oscuros estaban detrás de tal atrocidad.
Había que reunir a todo ser libre, hombre, furbolg, colmillar, ulfhednar, enano... y partir a Zul'drak para poner punto y final al terrible Emperador Zhuul y su oscura venganza.
Norteños y sureños habían reunido en el Confín Argenta un gran ejército compuesto por colmillares, corsarios, soldados regulares, hombres del norte de todos los clanes y algunos furbolg. Incluso los pocos cruzados argenta que allí quedaban se unieron a la causa de acabar con el impio Emperador Zhuul, que se encontraba protegido tras una cúpula en el Anfiteatro de la Angustia, junto a cientos de Drakkaris cultistas.
Zhuul, habia levantado a los muertos, invocado a bestias de las profundidades e ignotos. La presencia de la influencia impia de los dioses antiguos era palpable en aquel lugar. Los sacerdotes argentas, invocaron una cúpula también de energía lúminica en el Confín Argenta, la cual no podía ser traspasada por los necrofagos y demás criaturas de las sombras.
El Emperador, se hizo paso entre sus legiones impías para proponer a los mortales del confín Argenta, un macabro juego de sacrificios, donde si los mejores guerreros mortales vencian a las bestias subyugadas de los altares, dejaría que estos se erigieran como poderosos campeones contra sus legiones de no-muertos, pero si estos morían y eran sacrificados sus almas servirian como alimento para las grandes bestias de las profundidades que emergerian para luchar por el Emperador.
Sin muchas opciones, norteños y sureños aceptaron, pese alguna reticencia que otra. Así pues, en el anfiteatro, se convoco a las bestias de Quetz'lun y Mam'thot que dieron muerte a sus adversarios, desgranando las profundidades marinas y provocando que una inmensa bestia de las profundidaes con la forma de un gigantesco ignoto emergiera y tomara tierra en Zul'drak rumbo al Confín Argenta y acompañado de todas las legiones del Emperador, buscando romper el escudo protector de energía lumínica.
Pero uno de ellos, consiguio derrotar a la bestia de Rhunok, con gran agilidad y presteza, una norteña a la cual le fueron concedidos los dones de la bestia espiritu y que consiguio salir del Anfiteatro para unirse a los suyos en el Confín Argenta.
Ante la llegada de las huestes necrofagas e impías, tras la gigantesca criatura de las profundiades. El gran ejército de cruzados, sureños y norteños salio al encuentro de estos... bajo las escaleras del lateral derecho del anfiteatro, se vivio una encarnizada batalla, donde las hordas de necrofagos ganaban terreno poco a poco y pese a que la gigantesca criatura fue derribada y destruida, los no-muertos eran incontenibles. Muchos murieron en aquella batalla, y pocos fueron los que ya en amplia minoria, pudieron escapara al Confin Argenta, bajo su refugio.
Junto a la cúpula, los nigromantes y hechiceros de las sombras de Zhuul, tejieron las redes de las sombras para romper la cúpula de luz... tras varios intentos consiguieron abrir un pequeño hueco... la tensión era palpable, pero por suerte el escudo aguanto y aunque gravemente dañado, matuvo a los mortales a salvo. Al caer el alba... los ejércitos de Zhuul se retiraron, los cadáveres de norteños y sureños se alzaron, al hacer sonar Zhuul su cuerno... llenos de disformidades ahora servirian a la voluntad del emperador.
Zhuul había ganado esta batalla, pero la guerra aún no estaba perdida.
Con la caída del sol del segundo día, las almenaras de Zul'drak volvieron a encenderse. Mientras norteños y sureños, junto a los cruzados argenta debatían las tácticas a seguir y esperaban refuerzos, un emisario llego con malas noticias. El ejército de furbolgs, norteños, colmillares, mercenarios y regulares de la Alianza había sido detenido por extrañas ventiscas nunca antes vistas, antes del paso de Zul'drak y estaban totalmente inmovilizados.
Fue una catastrofe aún mayor, cuando el cuerno de Zhuul resono, el cielo se tiño de un color gris enfermizo y sus huestes impias partieron nuevamente rumbo al Confín Argenta, con la intención de destruir la cúpula lumínica, acabar con la guerra y masacrar a sus enemigos.
La situación era desesperada, no quedaba una fuerza suficiente para detener a los no-muertos y abominaciones del Emperador a mas inri, desde el oeste, una gran ejército de Drakkaris se movilizaba rumbo al Confín Argenta, rodeandolos y estos no tendrían problema en traspasar el escudo y plantar batalla. Dos de los norteños, partieron a sacrificarse al Anfiteatro de las angustias, para ganar tiempo entreteniendo al Emperador. Se empezo a hablar de abondonar el puesto, escapar y replegarse en las Colinas Pardas... había que tomar una decisión rápida, los Drakkari se acercaban a paso muy ligero parecía, tanto que los sorprendieron sin mas remedio.
El líder Drakkari, se aproximo a parlamentar, la situación era muy tensa pero resulto que aquellos Drakkaris del oeste, eran rebeldes que se habían negado a hincar su rodilla ante Zhuul y que pese a las desavenencias con los humanos, aplicaron aquello de "El enemigo de mi enemigo, es también mi amigo" y pidieron unirse a cruzados, norteños y sureños para recuperar sus tierras de Zul'drak.
Hubo miradas cruzadas, dudas e incertibumbres, pero como dijo el Drakkari al mando de estos... ¡No hay otra alternativa!, así que con un éjercito nunca antes visto, formado por trols de hielo, corsarios, mercenarios, montaraces, soldados regulares, colmillares y norteños, se planto cara a los cientos de necrofagos junto a Zim'torga, consiguiendo una sorpresiva victoria. Pero no era tiempo de celebraciones, el camino estaba despejado y los cristales de la cúpula de Zhuul estaban puestos a su merced, antes de que el Emperador volviera a levantar a sus huestes.
Trataron como pudieron de romper su magia de sangre, pero esta era demasiado poderosa... con el sonido del cuerno de Isen, los ejércitos mortales se retiraron nuevamente al Confín Argenta. Ahora sabían que podían vencer, solo tenían que permanecer unidos.
Pero el Emperador Zhuul, sonreia siniestramente, pues su peores horrores aún no habían sido desatados.
Un nuevo día, una nueva oportunidad para derrotar al Emperador o sumir Rasganorte en las tinieblas... con la luz del alba, las esperanzas de los héroes del norte volvieron. Cada hombre, cada trol, cada colmillar, cada enano y cada ulfhednar se encomendo a sus dioses, creencias o ancestros, para estar prestos a la batalla.
Al atardecer, las almenaras del anfiteatro se encendieron... la hora de los sacrificios llegaba con estas. Dos norteños y Matuwa se prestaron voluntariamente al sacrificio, para dar una ventaja a todos los suyos. Las bestias espiritus del Emperados eran poderosas, sus misteriosos dioses se complacian con la sangre que cubria la arena, pero este fue el día donde el mas menospreciado dio una lección a los demás. Con su aspecto rollizo y poco intimidante, Matuwa el Colmillar, derroto al poderoso Rhunok lo cual causo un gran estupor en el anfiteatro.
Los necrofagos descendian desde Gundrak una vez mas hacia el Confin Argenta, el Jarl Erik Hardrada, propuso emboscarlos, pues su avance era siempre el mismo, a traves del camino central de Zul'drak y formando un grupo siempre unido, como un enjambre. Había que movilizar a los héroes del norte, flanquear ambos lados de la carretera. A un lado los norteños y en otro mercenarios, regulares de la Alianza, montaraces, colmillares, corsarios y drakkaris rebeldes. En teoría todo estaba dispuesto... pero cuando llegaron allí se movieron torpemente y la estratagema no llego a buen puerto, pues fue descubierta durante la torpe coordinación, lo que desemboco en una batalla caótica.
Cuando los héroes del norte, parecian derrotar a los necrofagos... el suelo se resquebrajo y de este salieron enormes tentaculos atrapando y llevando al interior del agujero a necrofagos y mortales sin distinción. En el interior del agujero, habia una enorme boca principal con miles de dientes a los lados, y cada vez salian mas y mas tentáculos, aquella bestia era gigantesca... decenas de mortales fueron devorados en su interior, incluso una grotesca cabeza emergio de esta, escupiendo un compuesto acido que derretia la carne, lo que convirtio aquella batalla en un espectaculo inimiginablemente grotesco.
La bestia fue amedrentada poco a poco, sus tentáculos cercenados y en un abrir y cerrar de ojos desaparecio... los mortales habían vencido, una nueva oportunidad de romper el cristal de sangre que protegia al Emperador en su cúpula. El cristal no cedía, hasta que Manala, aquella que mato a Trisha Lanzanegra, consiguio abrir una pequeña endidura... justo en el momento en el que el cuerno de Isen volvio a sonar y se ordeno nuevamente la retirada al Confín Argenta.
Una pequeña victoria, un comienzo en el camino... pero también la certeza de que no solo eran no-muertos los que servian a la causa de Zhuul... quiza el propio Emperador, solo fuera una marioneta de alguna entidad mucho mas poderosa y maléfica.
Había llegado un momento en el que había que jugarselo el todo por el todo, nadie allí lo dudaba y cuando el Jarl Erik Hardrada propuso tomar la iniciativa y atacar Gundrak, no hubo nadie que discerniera ante dicho movimiento, asi que todo se dispuso. Los héroes del norte, se pusieron rumbo a Gundrak, mientras las almenras del Anfiteatro anunciando la Hora de los Sacrificios volvían a encenderse.
Por primera vez, los mortales se adelantaron y frente a la mismisima puerta de Gundrak, aguardaron al enemigo. Al abrirse las puertas de la fortaleza, un númeroso grupo de trols gigantes armados de grades armas disuasorias se lanzaron contra los héroes del norte, que los mantuvieron a raya a base de proyectiles y un muro de escudos solido. Sin embargo, un enjambre de necrofagos lo bastante númeroso emergio para romper las lineas y volver a sembrar el caos, a mas inri una figura encapuchada, que anteriormente habia estado con el Emperador en el Anfiteatro, se puso al frente de aquellas huestes impias.
Se revelo como una nueva bestia impía, abstracta y grotesca, llena de ojos, bocas y tentáculos... un ente viscoso con la capacidad de cambiar su forma y tamaño, que se mostro hostial contra los héroes del norte y a la par devoro a sus propios aliados necrófagos. La bestia además emitia ultrasonidos que enloquecian a los mortales y les ponian momentaneamente en un estado de enegenación atacando a todo cuanto se les cruzaba por delante. En un combate eterno, los heroes del norte, trataron de detener a esa bestia, pero fue imposible... y muy pocos quedaron vivos, con lo cual tuvieron que retirarse al confin Argenta, donde el Emperador mismo tejía los hilos de las sombras para romper el escudo y abrir una enorme brecha en el, pero no consiguio doblegarlo del todo, aunque es posible que ya no aguante mucho más.
Sin hombres suficientes, con el escudo practicamente roto... ¿Aún queda algo de esperanza?